Mientras toda la prensa
extranjera, en especial la sueca destaca la elegancia de la
infanta Elena, así como su vestido con características
netamente españolas, una periodista española, Pilar Eyre,
que se equivoca más en sus informaciones que Belén Esteban
bailando, lanza sus criticas hacia el vestido de la infanta,
precisamente, por esas característica netamente española que
luce en ese modelo.
La señora, realiza esas criticas sobre el modelo que ha sido
destacado por toda la prensa extranjera, porque ella es
defensora de los animales, y no comprendía comos el modelo
podía llevar algo que representaba a las corridas de toros.
La pobre antitaurina, no entendía que eso más que
representar una corrida de toros, es una representación
goyesca en su más pura esencia. Y, por supuesto, no aceptaba
de ninguna de las maneras, que la hubiesen sentado al lado
del mayor defensor de los animales.
Y es que, nosotros los españoles de España somos así,
criticamos todo lo nuestro, aunque la prensa extranjera que,
precisamente, no nos tiene mucho cariño destaque algo de la
presencia española en algún evento.
Nuca me gustaron la falsedad, la hipocresía, la envidia o
las mentiras, cosas que tengo borradas de mi particular
diccionario desde que llegué a este mundo de nuestras
culpas.
Por todas estas cosas, que tengo borradas de mi particular
diccionario, pienso que todos estos defensores de los
animales tienen una parte de hipocresía en sus
manifestaciones antitaurinas
La señora Eyre, según sus manifestaciones en defensa de los
animales y las críticas de todos aquellos que llevan algo
sobre sus cuerpos que se pueda pensar pertenece a un animal
o recuerde algo de alguno de ellos, en este caso el vestido
que lucía la infanta Elena que a ella, a la señora Eyre, le
recordaban a las corridas de toros, no debería nadie
llevarlo.
Por esa regla de tres, señora Eyre, habría que descolgar y
enterrar, bien enterrado, algunos cuadros del genial pintor
aragonés, Francisco Goya Luciente, la mismo tiempo que se
debería suprimir cualquier representación de la opera
Carmen.
Pero de la eliminación de estas dos cosas, los cuadros de
Goya y la opera Carmen, la señora Eyre no compartía la idea,
lo que no deja de suponer una auténtica hipocresía de todos
estos defensores de los animales y sobre todo antitaurinos.
Puesto que cuando se va contra algo, no hay excepciones
posibles. O se está contra eso o no se está. Y si se está se
tiene que estar con todas sus consecuencias.
Es más la gran mayoría de todos estos antitaurinos les gusta
y comen jamón. Otra hipocresía, esa de comer jamón, cuando
se está contra el maltrato a los animales. ¿Saben todos
estos antitaurinos, que comen jamón, lo qué sufre un cerdo
cuando lo van a matar?
Si lo supieran y comprobaran como el animal hasta llora
sabiendo el gran sufrimiento que le espera cuando llega al
matadero, dejarían de comer jamón. Cosa que aún llegando a
saberlo no harían, porque el jamón está muy bueno. Fasos e
hipócritas.
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