Dicen de él que fue capaz de
inventarse una naviera sin barcos. Y a un hombre así hay que
suponerle que anda muy bien del tarro. Tan bien como para
irse en el momento justo de la vera de Victoriano
Sayalero: conocido cual rey del Estrecho.
Ya que VS, por más rico que sea, parece tener mal bajío para
los demás. Dos hechos lo delatan: la muerte de su socio,
Juan Luis Bandrés, con quien me unió una buena amistad; y la
muerte de Paquirri por un toro de su ganadería,
llamado Avispado.
Adolfo Utor Martínez era director general de FLEBASA;
compañía marítima perteneciente a Sayalero y que radicada en
Denia se veía asediada por la ruina que le producía ISNASA.
Y aprovechó la llamada huelga del buque Manuel Azaña para
convertirse en el mayor capitoste de Balearia.
Pero en Denia, desde hacía mucho tiempo, quien partía el
bacalao era Abel Matutes. Y su naviera Pitra la que
navegaba viento en popa desde Alicante a las Islas Baleares.
Matutes era un valor principalísimo del PP, mientras Utor se
buscaba la vida política con los socialistas. Y creo que
llegó a ser concejal.
Pero hemos quedado en que el tarro de AU funciona de
maravilla. Y ese bien pensar hizo posible que convenciera a
su adversario, el poderoso Matutes, para que se uniera a él.
Y, desde entonces, el éxito no le ha abandonado en ningún
momento. Hasta convertirse en presidente de Balearia,
presidente de ANAVE y, por si fuera poco, ha sido
distinguido como el hombre del año.
En pleno éxito, AU ha estado en Ceuta y ha dado una
conferencia. Y ha aprovechado el momento para recordarle a
Juan Vivas que los políticos usan las navieras como
“arma arrojadiza” en períodos electorales. El presidente de
Balearia, sin cortarse lo más mínimo, dijo que este tipo de
recursos lo suelen usar los políticos para tratar de
esconder otros problemas existentes en la ciudad.
Y, claro, se refirió a los ataques –seguro que había leído
las declaraciones de Yolanda Bel, hechas días atrás-,
denuncias y multas con que se persiguen a las navieras
cuando toca hacer campaña para que la gente acuda a votar.
En fin, que Adolfo Utor vino a Ceuta para poner de vuelta y
media a los políticos. Y llegado el momento, entre las
miradas complacientes y admirativas de quienes son los
primeros que vienen poniendo el grito en el cielo por las
tropelías que cometen las navieras en el Estrecho, llegó a
decir que ya va siendo hora de que el Gobierno local deje de
comportarse como un guardia de la porra atento siempre a
interferir en el devenir de las navieras. Y se quedó tan
pancho. Y, sobre todo, se quedó sin que nadie de los
asistentes a su conferencia le recordara que los empresarios
desean verse libres de las inspecciones del Gobierno cuando
prosperan, pero protegidos cuando les va mal. Algo tan
antiguo como para que ya lo dijera William Simon.
Así que la próxima vez que venga a dar otra conferencia el
hombre más importante de Denia, Adolfo Utor, prometo que
asistiré y le escucharé atentamente. Ahora bien, en cuanto
le dé por hablar de liberalismo económico y decida
nuevamente nombrar la soga en casa del ahorcado, que está
hasta los... collones de Balearia, le haré una higa o, mejor
aún, una peineta en toda regla. Es lo que se merece el
presidente de Balearia y ANAVE. Por más que presuma de ser
el hombre de moda en España.
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