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La Comisión Europea ha decidido
‘lavarse las manos’ en lo que a la gestiones, se refiere,
para que Ceuta pueda tener una aduana comercial en el
Tarajal con Marruecos. Para ser exactos, el comisario
europeo de fiscalidad, el lituano Algirdas Semeta, ha
respondido que “la decisión de proceder a la apertura de una
aduana para las operaciones comerciales entre Ceuta y
Marruecos es competencia de España”. Y el lituano ha venido
a decir esto en tanto en cuanto ha hecho mención de que
Ceuta no pertenece a la Unión Aduanera y Comercial. De este
modo, se ha quitado momentaneamente Europa la pelota de su
tejado y le ha venido a decir a Ceuta y a España que eso es
cosa del Gobierno español. Sin embargo, esta situación, que
se veía venir, puede cambiar si finalmente, más pronto que
tarde, Ceuta iniciar de verdad los pasos para formar parte
de la Unión Aduanera. Circunstancia ésta que permitiría
entonces contar con Europa para el establecimiento de una
aduana comercial entre la Unión y el reino de Marruecos. Si
es que Marruecos se deja, que esa es otra.
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Si bien los datos han apuntado que
la deuda viva de la Ciudad Autónoma de Ceuta es de las más
altas, no es menos cierto que la ciudad está más viva que
nunca, y valga el juego de palabras, teniendo en cuenta que
no existe municipio en este país con la capacidad de
ingresos con los que cuenta Ceuta. Y esto es un hecho. Para
ello, hay que tener claro que la importancia de la deuda de
una familia -por asimilación- no puede circunscribirse al
número de miembros, sino a la posibilidad de ingreso que
ésta tenga. En el caso de Ceuta, las posibilidades de
ingresos son elevadísimas. Ceuta es municipio pero tiene
transferido el IVA (para nosotros el IPSI), pero también
recibe financiación por ser autonomía. No hay Ayuntamiento
que disponga de esos ingresos adicionales.
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OPINIÓN / EDITORIAL
