Ha sido elegido presidente de la
Asociación Deportiva Ceuta. Tras presentarse ante la Junta
Electoral como único aspirante a candidato. Y lo hizo
avalado mayoritariamente por los abonados.
La elección de José Antonio Muñoz como presidente,
sin embargo, no ha estado carente de problemas. Problemas
que pudieron ser evitados por quienes estaban facultados
para ello. Pero no lo hicieron. Con lo cual nos permitieron
conocer cómo se las gastan los enemigos de Muñoz. Quienes
actuaron de manera desatinada.
Menos mal que Muñoz supo mantener la calma ante los ataques
recibidos y demostró que su deseo de ser presidente era
porque se lo pedían innumerables aficionados. Los que
acudieron al Hotel Parador La Muralla para estampar su firma
en los folios puestos a disposición de la causa.
Me consta que José Antonio Muñoz ha olvidado ya los malos
momentos vividos a partir de que decidiera anunciar que
quería ser presidente de la ADC. Y que lo único que le
preocupa es trabajar de forma que pueda corresponder con
éxitos a cuantos le han respaldado.
No es fácil ser presidente de un club de fútbol. Porque es
un cargo que exige tanta dedicación como experiencia. Y,
sobre todo, personalidad suficiente para que nadie ose
saltarse a la torera las normas establecidas. En este caso,
creo que coincidirán conmigo que el recién elegido
presidente está sobradamente capacitado para cumplir con
todos los requisitos que la presidencia reclama.
Pero, además, hace falta tener mucho valor para querer
dirigir los destinos de un club de fútbol en los tiempos que
corren. Tiempos en los que nada más que se oye hablar a cada
paso de recortes de gastos en todos los sentidos. Y no pocos
me han preguntado cómo es posible que José Antonio Muñoz se
haya atrevido a desafiar tantas y tan reconocidas
contrariedades.
Y mi respuesta ha sido la siguiente: porque la familia Muñoz
ama el fútbol. Y, desde luego, porque el presidente y sus
hijos arden en deseos de ver a la ADC en Segunda División A.
De no ser así, es decir, si no estuvieran locos por el
fútbol, seguramente el editor de este periódico se habría
guardado muy bien de meterse en semejante lío.
Ahora bien, lo que nadie debe olvidar es que el nuevo
presidente, conocedor de las reglas del juego futbolístico
de la ciudad, estará en todo instante al tanto de
cualesquiera maniobras dirigidas a perjudicar su presidencia
en cualquier sentido. Que una cosa es la prudencia y otra el
dejarse engañar porque sí.
Es lo que le he dicho en esta mañana de jueves, cuando
escribo, a Ángel Javier Díez Nieto, viceconsejero del
Gobierno, cuando me ha dicho que acababa de enviarle un
mensaje de felicitación a José Antonio Muñoz. Por ser ya
presidente de la ADC. Y no ha dudado en confesarme que ha
sido la mejor elección que se ha podido hacer. Bueno es que
entre los miembros del Gobierno se piense así.
La ADC está en las mejores manos. Y tengo la certeza de que
el equipo conseguirá los triunfos esperados. Lo que me
preocupa, como colaborador que soy de esta Casa, es que la
presidencia del Ceuta exige tanta entrega que a lo mejor
alguien pueda olvidarse de que el periódico es también muy
principal. Y así lo manifiesto.
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