Por más consejos que se difundan sobre los inconvenientes de
tomar el sol sin protección, los ceutíes son, en su mayoría,
poco cautos a la hora de exponerse a sus radiaciones. Lo
corroboran los propios vigilantes de playa de Amgevicesa.
“Puede que se utilice protector solar, pero gafas y gorras
para salvaguardar los ojos y la cabeza pocos. Con todo, por
la mañana a La Ribera viene gente más mayor, que está más
concienciada. Luego llegan los jóvenes, que se guían más por
cuestiones de estética que de salud. Por eso utilizan mucho
aceite corporal, que broncea pero no protege. Así con una
semana de baños de sol están morenos para todo el verano”,
indicaba a este periódico una de las vigilantes.
EL PUEBLO ha querido recoger sus propios testimonios. Así,
Francisco Luque, de ochenta años, asegura que se ha pasado
toda la vida en la playa, tanto en invierno como en verano.
Él utiliza el aceite Jhonson pues, argumenta, “aunque no
tenga factor de protección me hidrata mucho la piel, y
cuando no lo uso me salen escamas”.
Otros dicen que no usan gafas de sol ni gorras para
permanecer en la playa por la incomodidad. “Si te pones las
gafas luego te queda la marca del antifaz y, por otra parte,
las gorras te hacen pasar más calor”, aducen los jóvenes
Mario, Sergio y Diego, que acaban de llegar desde Madrid
para disfrutar unos días del litoral ceutí.
Otros prefieren optar por la exposición controlada a las
radiaciones. “No estoy todo el rato bajo el sol y así me
evito tenerme que poner protección para la piel. Tampoco uso
gorras, aunque sí sombreros de paja, porque permiten que se
refrigere la cabeza”, explica Francisco González.
También hay excepciones, José María, un bañista de mediana
edad que camina por la orilla del mar, asegura que usa
cremas con factor de protección 20, que es nivel medio. Por
contra, prescinde tanto de las gafas de sol, como de las
gorras y las sombrillas cada vez que decide acudir a la
playa.
Si es común, en cambio, en la mayoría de los sondeados,
beber abundante líquido mientras se disfruta de los baños de
sol y mar, algunos hasta tres y cuatro litros diarios. “Para
mí resulta muy importante no deshidratarme”, señala Jorge
Alonso Martín. Para otros todo depende de la fuerza del sol.
Aunque saben que la precaución debe primar siempre.
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