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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE JUNIO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

Carlos Marx

Por Ramón Cutillas García


He de reconocer que habré intentado leer el Capital más de una docena de veces, y que siempre he fallado en la tentativa antes de terminar el segundo capitulo, por lo farragoso e incomprensible de su texto para dar explicación al contexto creado, tejido, como si de una araña se tratase para quedar atrapado en su red, pero no en función del deleite de su narración, sino de la incomprensión del contexto dimanado de él. Lo que siempre me ha llevado a dilucidar, si el verdadero objeto de la elaboración del Capital por Marx, ha sido la explicación económica del mercado para su aplicación a la sociológica para la mejor estructuración del Estado, o instrumento puesto al servicio de los poderes fácticos para una mejor y más ordenada desestabilización de cualquier sociedad.

Cuando uno se introduce en el laberintico y farragoso camino de la Sección Primera, Mercancía y Dinero, rápidamente comprende lo que nos quiso decir Don Carlos : “Las riquezas de las sociedades …aparece con una enorme colección de mercancías…” y rápidamente uno tiene que aceptar como dogma de fe, que efectivamente una sociedad es más próspera cuando mayor colección de mercaderías o mercancías aporte a su mercado nacional y a ser posible también al internacional. A la vez que hay que aceptar como cierto el concepto que le merece a Marx la mercancía “…es, ante todo, un objeto exterior , una cosa que, por medio de …la naturaleza o de la fantasía…la convierte en valor de uso ” “…el uso de la fuerza del trabajo, es el trabajo mismo…” .Por tanto, podemos interpretar que la acción del hombre, mediante la idea, la inversión y el proceso laboral, producen,…una transformación del objeto del trabajo con arreglo al fin propuesto de antemano, su utilidad . El proceso se extingue en el trabajo, cuando el objeto obtiene su valor de uso…”

De conformidad a lo expuesto, podemos definir que en la producción de un objeto intervienen un EMPRENDEDOR que por medio de sus ideas elabora una cosa que la convierte en valor de uso. Y que para esta elaboración ha utilizado una FUERZA DE TRABAJO cuyo valor se establece en función del tiempo consumido. A su vez ha podido intervenir junto al emprendedor el aportador del capital necesario para convertir el objeto, en necesidad de uso, INVERSOR .

Está claro que para Marx la riqueza de una Sociedad estribaba en el máximo de individuos que creasen productos para su uso como única forma de enriquecer las sociedades. Y que ésta sería más ricas en función del máximo contingente de mercadería de uso que se consumiesen.

Siguiendo este hilo discursivo debemos interpretar que en el pensamiento de Don Carlos una vez terminado el producto destinado al máximo uso de una sociedad, los tres elementos intervinientes en su procesos : Fuerza del Trabajo, Capitalista, Emprendedor, podían dispersarse o continuar juntos o alternarse con otros sujetos, en busca de otras mercaderías de máximo uso.

El tercio final del Siglo XIX y el primer tercio del Siglo XX fue terriblemente convulso por las pormenorizaciones que se hicieron en la construcción Dialéctica del Capital y en la utilización de las doctrinas que genero, que a su vez ,bien o mal fue el instrumento que se utilizo para el desequilibrio y ruptura de muchos de los poderes instituidos .

La realidad que padecemos en los actuales momentos, es la consecuencia del criterio impuesto por Franco para el desarrollo social de su Dictadura, y que posiblemente dimanaron no tan sólo de la interpretación que hizo del Capital, sino posiblemente también del contenido de la Utopía de Thomas Moro, así como también influenciado por los movimientos revolucionarios surgidos a principio del siglo XX en España, lo que le hizo intuir, la necesidad de crear un Estado, donde se conjugasen las fuerzas sociales emergentes con la económicas de siempre, y donde él se encontrase como mero elemento arbitral entre ambas fuerzas .

El caso, en su avidez, de hacer lo mejor para España, habilitó que los laborales a través de los derechos contraídos obtuviesen el plus valor o el plus trabajo recogido por Marx.

La realidad objetiva de esa decisión, es que conllevó gran pérdida de puestos de trabajo. Pérdidas que quedaron encubiertas, por las determinaciones que adoptaron las democracias occidentales de posibilitar el crecimiento industrial de España como medida de freno al auge comunista que se estaba operando en los países ribereños del Mediterráneo a mediados de la quinta década del siglo pasado.

El problema fue instaurado, al cargar sobre la economía productiva: Emprendedores, inversionistas, trabajadores, la carga del plus trabajo o plus valía de los trabajadores, desestabilizando con ello la ecuación formulada por Marx para la creación de una mercancía de uso, que como el muy bien dijo la colaboración terminaba en la concreción de esta mercadería.

Por lo tanto el franquismo alteró en su raíz uno de los principios básicos en la economía del Estado, según criterio manifestado por el propio Marx, al incluir en la ecuación establecida por su política sobre la mercadería de uso, que es = EMPREDEDOR + INVERSIONISTA+ FUERZA DEL TRABAJO, la elevación al cuadrado sobre el factor FUERZA DEL TRABAJO , al incorporarle a este factor los derechos contraídos. Lo que conllevó para la economía la destrucción de la propia ecuación y la pérdida fundamental de uno de los elementos básicos para que una sociedad sea productiva.

Inversionista o financiador, Fuerza del Trabajo, Empresario, Emprendedor, son los cuatro elementos básicos para que una sociedad prospere .Si a estos elementos se le añaden las riquezas naturales, esta sociedad representaría “El POTOSÍ” . Y si a su vez le añadimos o revestimos a los que nos tienen que administrar de los valores tradicionales sobre la moral y el honor, ya seria “ EL NO VA MÁS” , el paraíso en la tierra.

Y es aquí el estadio en el que nos encontramos, 5.000.000 de parados. Fundamentalmente por haber desactivado al emprendedor y al financiero como principal motor para la generación de empleo. A su vez el empresario también está siendo desactivado, quedando tan sólo en este gremio los que no servimos para otra cosa, y todo por culpa de un falso concepto impuesto por Franco, al estimar erróneamente, que para alcanzar el socialismo en una sociedad se tiene que comenzar por la intervención en la propiedad de la Fuerza del Trabajo en los medios de producción. Gran error de Don Francisco que nos ha traído a esta situación. Lo lógico, para salir de ella, recuperar la ecuación.

Mi propuesta para ello, sería que bajo ningún concepto se pierdan los derechos contraídos por parte de la Fuerza del Trabajo. Sistema, al salario establecido, añadirle el prorrateo de todos estos derechos, junto con todos los emolumentos y cargas que tiene que pagar el empresario, que es el valor unitario, que en la actualidad cuesta el puesto de trabajo creado por el empresario, a pesar de los palos que recibe de la Administración.

Emolumento los descritos, que en la “OPROVIOSA” también incluían las cargas fiscales, que en calidad de cuota de beneficio, que debía de producir la Fuerza del Trabajo o puesto de trabajo contratado, se le cargaban a la empresa, “FISCALIDAD A LA GALLEGA”

La empresa o el autónomo, lo que en realidad hace con el laboral es que este pueda transferirles sus derechos a la administración. Derechos que en principios representan una liquidez dineraria y que muy bien pudieran estar regentadas por los propios laborales, con la garantía que conlleva que estos derechos estén respaldados por el propio Estado ante cualquier contingencia de quiebra

Para el autónomo, una vez cubiertos los derechos contraídos, distribuidos en nómina, se liberaría de la carga coyuntural, que el laboral pudiera representar ante una situación económica adversa, acoplando la dinámica laboral o plantillas a la propia dinámica económica que aflore en el mercado.

Incluido en nomina el prorrateo de los 45 días de despido por año trabajado así como también el montante dinerario que el laboral cotiza por los diferentes conceptos más la inclusión en su nómina de lo que cotiza el empresario. El laboral podrá ejercer la opción con la Administración de guarecerse de cualquier contingencia que le surja. Pero con ello queda liberado la empresa o el autónomo para poder despedir con quince días de preaviso. Liberando con ello al EMPRESARIO de cualquier miedo que pueda tener para efectuar una nueva contratación o crear nuevos puestos de trabajo. A la vez, la propuesta sirve para iluminar a la Fuerza del Trabajo y a mucho de nosotros, para comprobar lo que en realidad nos representa la carga del Estado, y cómo somos manipulados, para sustraernos todo el dinero que hemos acumulado para el Bienestar del Estado, por una serie de golfos que tan sólo sirven para no hacer nada en beneficio del colectivo al que representan. Empezando por ese colectivo asilvestrado a los que hay que aplicarle un correctivo para que comiencen a trabajar a favor de los que representan.
 

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