Pero no demasiado largo, acaso un
día, a lo sumo dos, voy a estar sin aparecer en esta
columna, al tener que salir de viaje, cuestiones familiares,
y no considerar lo más agradable cargar con el ordenador
para dos días.
Es la vez primera, desde que comencé a escribir “en esta
casa”, hace ya 38 meses, que me quedo un día sin hacerlo y
es la primera vez, porque prefiero tener una cosa que hacer,
todos los días, con lo que me obligo, haya muchos temas o
pocos, a buscar donde lo haya, cada día.
Y ahora, precisamente, es cuando hay temas, y muchos, para
poder elegir sin necesidad de tener que estar buscando.
La semana que termina ha sido, deportivamente, o mejor dicho
“asociaciondeportivamente” hablando, lo más a tono con los
sainetes de poca literatura y mucha trama pueblerina o de
barrio.
Al final, hoy ya, suponiendo que no se reencarne una nueva
trama, parece que se clarifican las cosas y quienes partían,
por sí mismos, sin empujón de nadie, siguen, en tanto que
quienes “saltaron a la arena” movidos por “antis”, o sin una
idea clara de a donde iban, se han vuelto a su sitio y han
dejado de poner “palos en las ruedas”, a quienes quieren
hacer algo, porque saben hacia donde van.
El próximo día 15, ya está aquí, va a hacer 33 años que hubo
las primeras elecciones democráticas, con el Rey Juan Carlos
I, tras la muerte de Franco.
En aquellas elecciones aparecieron partidos políticos por
todos los rincones. Cualquiera era capaz de formar un
partido y cualquiera, tonto o listo, de aquellos había, hay
y habrá muchos, se creía que iba a arrollar. Cada uno fue
cayendo en su justo sitio.
El resultado, en aquellas elecciones y en las siguientes,
marcó las líneas que eran factibles y las que eran “la
merienda del tonto del pueblo”, con lo que hoy, nos guste o
no, quedan en escena los que tienen capacidad para poder
competir con un adversario, sin más.
Es lo que hay y volviendo al Ceuta, a la AD Ceuta, no creo
que tenga que ser el escaparate para nadie, tiene que ser el
escaparate, la tienda, la trastienda y el reflejo de lo que
Ceuta quiere y puede tener, con lo que no sería de rigor que
al frente de ella hubiera alguien que tuviera que estar
apoyándose en otros que le hagan el equipo o le marquen el
camino a seguir. Mala cosa sería esa.
Y es más, que nadie se equivoque, si alguien piensa que el
Ceuta puede ser el juguete de entretenimiento de cualquiera,
estaría cayendo en el error más grande que se puede cometer
ahora mismo, cuando la ilusión por el primer equipo de la
Ciudad ha caído y habrá que levantarlo entre todos, pero no
por corralitos aislados.
Lo de estos días, y ojalá sea la excepción que confirme la
regla de una línea de sensatez, no ha tenido ni pies, ni
cabeza, por cuanto se han perdido dos semanas de trabajo y
de organización del equipo para el futuro, tiempo que no
debiera haberse malgastado.
Sirva esto de ejemplo cara al futuro y así, cualquiera que
aspire a llegar a la presidencia del club sabrá que si es él
mismo, con sus ideas, con su programa, con su equipo de
colaboradores y demás, no tendrá que estar mirando hacia la
derecha o hacia la izquierda, no tendrá que esperar una
llamada o una recomendación y será él el que marque, el que
dirija y el que se lleve las críticas o los aplausos. Siendo
uno mismo se puede equivocar, siendo movido por otros la
equivocación ya está en comenzar aceptando esa situación.
Lo que más desearía es que cuando mañana o pasado vuelva a
escribir, este “mal sueño” sea historia.
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