Es como podemos interpretar la
huelga del pasado martes, al menos en la enseñanza en Ceuta.
Un 20% de funcionarios, tan sólo, fue a esa huelga, con lo
que queda claro que estos funcionarios le han vuelto la
espalda a los sindicatos, algo que deben saber leer, de
ahora en adelante.
Ni que decir tiene que el Gobierno se merecía esta huelga,
por cuanto ha hecho deméritos suficientes para que los
funcionarios estemos, desde ahora hasta siempre, en contra
de lo que significa Zapatero y su Gobierno.
De todas formas, secundar esta huelga, mayoritariamente,
además de apoyar a los sindicatos, que nunca han adoptado
una posición clara, hubiera sido, además, estar ayudando a
recaudar fondos al Gobierno, en estos momentos en los que al
afán racaudatorio parece su meta final, y eso, al menos de
momento, por aquí van a tener muy difícil conseguirlo.
Los sindicatos deben haber aprendido la lección, y es que
ese número tan abultado de quienes “se han licenciado
sindicalmente” y están haciendo carrera, sin otro mérito que
el de su liberación, debe tomar otros derroteros.
Hace muy pocos días, yo he escrito sobre los sindicatos y
también sobre los liberados.
No tenía la intención de volver a escribir sobre ellos,
porque tampoco me apetecía demasiado hacerles propaganda,
sin embargo, este fracaso tan rotundo en la huelga me lleva
a decirles: “cuidado, que el personal sabe mirar y ver,
además de que no se deja engañar por ciertas verborreas en
las que cada vez se cree menos”.
Y repito lo que he dicho anteriormente, el Gobierno se
merecía esa huelga y, posiblemente, se merecerá otras más,
por la incompetencia y la ineptitud que han venido
manteniendo, especialmente, desde hace dos años, pero cuando
han entrado en medio los sindicatos, medrando, recogiendo
todo lo que el Gobierno les da, han perdido la confianza, y
no mía que nunca confié en ellos, sino la de otras personas,
muchas que sí creyeron de buena fe, lo que les iban
“predicando” y que, escasamente, se hacía realidad.
La noche del lunes, viendo la televisión y cambiando
constantemente de canales, me di cuenta de que lo mismo que
estaba pensando yo lo pensaba otra mucha gente, y que la
huelga iba a ser un fracaso. Eso se veía por los constantes
SMS que iban apareciendo en las pantallas, desde todas las
partes del país y que marcaban el tenor de lo que se
presentaba.
Al final, hubo lo que hubo, con lo que no creo que ningún
líder sindicalista pueda sentirse demasiado satisfecho hoy,
de cómo ha programado la huelga de funcionarios del pasado
martes. El aviso ha sido claro: “de espaldas a los
sindicatos”.
Un fracaso así, en algo en lo que debieron tener tanta
confianza de que saliera en condiciones, si hubiera
sensatez, tendría que llevar a más de una dimisión, pero,
claro, ya me dirán “qué carrera” podrían coger, de ahora en
adelante, muchos de ellos, si abandonan “la carrera
sindical” para seguir viviendo como viven y haciendo lo que
hacen ahora.
Lo que sí debe quedar claro es que, cuando uno escribe o
dice algo, mirando a la realidad y sin intereses
particulares, es cuando mejor ve todo lo que se cuece, en
unos terrenos por los que nunca nos hemos paseado con gran
simpatía.
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