Durante meses, los ciudadanos nos
hemos sentido huérfanos, nos hemos sentido desprotegidos en
relación a las medidas adoptadas desde un Ejecutivo
socialista cuya gestión ha perjudicado muy seriamente los
intereses de una ciudadanía, que ha podido comprobar como,
mes a mes, las cifras oficiales ofrecidas desde el
Ministerio de Trabajo experimentaban incrementos
espectaculares en las tasas de paro, hasta alcanzar
finalmente, en el último mes, los cinco millones de
desempleados sin que las centrales sindicales mayoritarias,
UGT y CCOO, dirigidas por Cándido Méndez y Fernández Toxo,
ofrecieran una respuesta contundente en consonancia con la
importancia de los datos reseñados como consecuencia de las
especiales relaciones existentes entre estas centrales
sindicales y el Gobierno presidido por Zapatero.
No existe, en estos momentos, la menor duda de que la
llegada al Gobierno del país de José Luís Rodríguez Zapatero
significó el acomodo de la ineficacia, la ineptitud y la
insolidaridad al Palacio de la Moncloa. Desde ese mismo
instante, los progresistas, los del talante, los únicos
defensores de los derechos y las libertades es decir, los de
la ceja han perpetrado el mayor ataque contra las políticas
sociales de toda nuestra historia democrática; han decidido
el primer recorte en el sueldo de los empleados públicos,
han congelado las pensiones, han incrementado la presión
fiscal así como, incrementado las tasas que los ciudadanos
deben abonar por servicios públicos tan esenciales como el
suministro eléctrico, han eliminado las ayudas por natalidad
y la devolución de los 400€ del IRPF, estudian ampliar la
edad de jubilación o el copago en la atención sanitaria
pública. Hoy, las madres, los estudiantes, los trabajadores
del sector privado y del sector público, los desempleados y
los pensionistas hemos perdido derechos fundamentales
adquiridos durante años de dedicación, constancia y trabajo.
En definitiva, la inmensa mayoría de ciudadanos hemos
exigido durante los últimos meses una respuesta contundente
por parte de quienes deberían haber defendido por encima de
intereses particulares dichos derechos. Por todo ello, el
pasado martes día 8 de junio, con motivo de la huelga de los
servicios públicos convocada por estas centrales sindicales,
los trabajadores del sector público respondieron con el
rechazo más absoluto a dicha convocatoria. A pesar de las
divergencias existentes en las cifras ofrecidas desde la
Administración General del Estado y desde las centrales
sindicales, la realidad fue más que evidente, el seguimiento
de la Huelga fue minoritaria aunque, no porque dichos
trabajadores mostraran su apoyo al Presidente del Gobierno
sino, porque mostraron su rechazo al trabajo realizado tanto
por UGT como por CCOO en los últimos años. Ahora más que
nunca, la ciudadanía exige a todas las centrales sindicales
una respuesta inmediata a través de la convocatoria de la
primera Huelga General a la ineficacia de José Luís
Rodríguez Zapatero.
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