Citemos, para empezar, algunos hechos objetivos: J. Antonio
Muñoz, cogió el primer equipo del fútbol ceutí y lo puso en
2ª B. A partir de aquí, el equipo jugó la liguilla de
ascenso a la división de plata del fútbol español en varias
ocasiones. Tuvo muchos menos recursos públicos a su
disposición que las directivas posteriores. Lo dejó sin
hacer ni el más mínimo ruido y, sin pretender hacerlo ahora,
ha anunciado su intención de volver a coger las riendas del
club, para terminar una obra que dejó incompleta y para la
que se siente capacitado: ascenderlo a 2ª División;
capacidad esta que, por otra parte, le reconoce la inmensa
mayoría de los aficionados.
Ernesto Valero, su sucesor sin elecciones, no tuvo ni el
pudor de esconder su escasa afición por el fútbol y los
resultados fueron los que fueron, a pesar de contar con el
asesoramiento de Luque, del que luego hablaremos.
Lo de Escane y compañía, es más que evidente y la presión de
la afición les ha pasado factura, a pesar de haber contado
con el mayor apoyo institucional de la historia.
Y como último hecho objetivo, citaremos el derecho de los
aficionados y de todos los ceutíes en general, a que la
gestión del fútbol sea cuando menos eficaz y encaminada no a
que unos pocos dispongan de parcelillas de poder, sino a dar
satisfacción a la sufrida afición caballa.
¿Qué es lo que ha pasado entonces? ¿Por qué se ha armado el
revuelo que se ha armado? En definitiva: ¿Por qué se ha
montado el griterío al instante mismo de anunciar el Sr.
Muñoz su intención? Y, sobre todo: ¿De dónde procede la
algarabía? Ya casi todos los ceutíes se están dando cuenta
de que las “neuras” de uno, sólo uno, le han llevado
inmediatamente a azuzar a sus lebreles, para que haciendo
mucho ruido lleguen a confundir y asustar a la gente,
incluso a gente importante, que desde luego se desmerece a
si misma en cuanto importancia, al darle pábulo a la
estrategia de aquel. Miren ustedes: Rafael Montero Palacios,
dueño de el Faro, ha declarado en el día de ayer en una
emisora local, que él siempre fue abonado del equipo,
excepto el tiempo que fue presidente José Antonio Muñoz. Con
esta simple declaración, ha definido con absoluta
transparencia lo que siente por la A.D. Ceuta y por el Sr.
Muñoz: Por la A.D. Ceuta, desde luego no siente nada, porque
quien siente esos colores, no se da de baja porque la
presida éste o aquel. El madridista lo es con o sin
Florentino y el que es del Barcelona, lo es a pesar de su
todavía presidente Laporta y lo mismo ocurre con quien es de
corazón fiel al equipo caballa, pero está claro que este no
es el caso de Rafael Montero, incapaz de ser fiel a nada ni
a nadie. En cuanto a lo que siente por José A. Muñoz, la
misma anterior frase pone de manifiesto lo que le pasa con
sólo oír su nombre: le entran sudores y escalofríos y
puestos a imaginar, podría imaginarse uno al Sr. Montero
hasta pataleando y chillando de odio e inquina, mezclados
con envidia. ¿Se imaginan? ¡No! ¡ese no! Luque, que llamen a
Luque y decidle de mi parte que se presente él. Me dio igual
lo de Valero, lo de Escane, pero ese no. ¡No podemos
consentirlo!
Y a partir de ese momento comienza el baile de lo absurdo,
colocando como director de la orquesta a ese que se
autoproclama periodista, pero que no llega ni a chismorrista,
el tal Luis Aznar, el del constante lamento en la cartera
(“que no me llega, que no me llega”), del que habla pestes
hasta el propio Montero, que lo califica de vago, desleal y
pesetero, además de reconocer lo malo que es con la pluma,
pero eso sí, llena páginas, que al fin y al cabo es en lo
que se ha convertido el Faro, en un montón de páginas llenas
de chismorreo, mala baba y pésima calidad literaria e
informativa, a imagen y semejanza de su editor y su primera
y gorda pluma. Y como primeras bailarinas, aparecen el
Aróstegui (hay que ver para lo que ha quedado este chico:
para llevar y traer chismes), el Vázquez Sarmiento (que no
se le ocurra a nadie avalarle y sino que se lo pregunten a
J.) y el pobre de Iván Chaves, entre otros. Y decimos lo del
pobre, refiriéndonos a Iván Chaves, porque no es mal chico,
pero las compañías le vienen grandes. Y siguen apareciendo
figurantes; el Sr. Luque como colofón de todo y como
proyectil impulsado por Montero, dispuesto al mayor de los
sacrificios, a luchar contra viento y marea, como el capitán
de la armada invencible, vicepresidente deportivo de Valero,
máximo responsable de aquel fracaso, porque ya hemos
comentado que Valero se curó en salud al afirmar que todo lo
que sabía de fútbol era que la pelota no era cuadrada.
La representación comienza con un ataque al crédito y al
honor de José Antonio Muñoz y para ello utilizan la figura
de Mohamed Alí, colocando en su boca toda clase de infamias,
al más estilo canalla, o sea, al estilo Montero-Luis Aznar y
como es Aróstegui el garante de la canallada, piensan que la
coalición “caballas” amarrará al Sr. Alí y éste se la
tragará. ¡Mal cálculo!, porque Mohamed Alí ha salido
inmediatamente a defender la verdad y la ha contado él, no
terceros interesados. Y la verdad es que nunca Alí fue
tentado por el Sr. Muñoz y además, y esto le tiene que poner
de los nervios a Montero, Alí ha manifestado que considera
atractivo el proyecto deportivo de José A. Muñoz. Pero
“estos”, los del baile, jamás han consentido que nadie se
atreva a decir la verdad y pretenden doblegar a un joven
político que ahora se encuentra rodeado por los bichos.
Vamos terminando. Rafa, Vázquez, Aróstegui y c.i.a, no son
más que fantasmas del pasado y ya no pintan nada, aunque lo
intenten. Luis Aznar huele. Luque ya ha fracasado. Iván
sigue siendo buen chaval, pero se entera de poco. Y ahora
que parece que los abonados van a decidir, es de esperar que
García Gaona vigile la cosa, para que ‘nuestros amigos’ no
hagan una trastada de última hora, porque si todo sigue su
curso, José Antonio Muñoz será Presidente del equipo, a
pesar de Rafa.
¿Le darán por la cara la concesión a Rafa, del antiguo
conservatorio, para que pueda especular con ella en cuanto
pase un tiempo? Eso va a acabar en el juzgado, casi seguro.
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