Hay días en los que uno sale a la
calle para cumplir el trámite de darse una vuelta y acaba
formando parte de varias reuniones en las que se habla de
todo lo habido y por haber. Es lo que me ha ocurrido hoy
-ayer para ustedes-.
Lo primero que hago es llegarme al Hotel Parador La Muralla
para ver si los abonados de la Asociación Deportiva Ceuta
siguen acudiendo a firmar a favor de que sea presidente
José Antonio Muñoz. Y me encuentro con que la asistencia
vuelve a ser la misma que el lunes. Es decir, acuden
bastantes abonados y con prisas.
En el hotel coincido con Isidro Hurtado de Mendoza.
Quien, como aficionado, ha acudido a estampar la firma
correspondiente. Y ya aprovechamos para intercambiar
impresiones acerca de la que se ha armado en cuanto el
editor de este periódico anunció que estaba dispuesto a ser
presidente. Con el fin de ascender al equipo cuanto antes.
Isidro y yo estábamos ya enterados de las declaraciones que
se habían hecho poniendo en entredicho lo manifestado por
Mohamed Alí a este periódico. Aportando a Juan Luis
Aróstegui como testigo. Y mi respuesta fue que debe ser
muy duro que un socio, en cualquier cometido, te deje por
embustero, a las primeras de cambio.
Eso sí, pensando en el mal momento que debe de estar pasando
el líder de la UDCE, me muerdo la lengua antes de decir lo
que pienso de la coalición Caballas. Porque tengo la
completa certeza de que en cuanto Mohamed Alí haya
reflexionado al respecto, sabrá perfectamente lo que ha de
hacer. O sea, lo más conveniente para los intereses de su
partido.
En cuanto me despido de Isidro Hurtado de Mendoza, siempre
tan buen conversador y, sobre todo, tan transparente, me veo
por casualidad en el ICD. Y allí me encuentro con la
agradable sorpresa de ser saludado, después de muchos años
sin mirarnos a la cara, por Julio Ortega. Y a fe que
su gesto me hace tilín. Pues uno no es rencoroso y siempre
accede a devolver el gesto. Porque pocas cosas se consideran
de peor educación que omitir el saludo.
También me saluda Benjamín Álvarez, director gerente
del ICD. Pero lo que más me sorprende es que me trate de
usted. Un tratamiento que jamás éste había empleado conmigo
desde que tuvimos la ocasión de ser presentados hace ya
bastante tiempo. A lo mejor es que Benjamín anda nervioso
por lo que viene aconteciendo en los últimos días. Así que
no tendré el menor inconveniente en preguntárselo en cuanto
me lo vuelva a echar a la cara y me acepte la invitación de
un vino.
Y, cuando me dispongo a regresar a mi casa, me dan cobijo en
una reunión donde se habla de todo un poco. Y debo reconocer
que enseguida me encuentro a gusto. Por más que, de entrada,
los allí presentes me protestaran enérgicamente mis críticas
desfavorables a Iker Casillas. Y yo hice lo de
siempre: exponer argumentos que los presentes no pudieron
combatirme.
Y, como fin de fiesta, a mí se me ocurre decir que obran en
mi poder unos documentos a los que he bautizado con el
nombre del chulo de EMVICESA. Y cunde la risa y el deseo de
conocer quién es el personaje que ha tratado en repetidas
ocasiones de tangar a la Empresa Municipal de la Vivienda de
Ceuta. Y, entonces, decido hacer mutis por el foro.
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