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Pero sin calidad literaria, es lo que está resultando el
intento de cambio en la directiva de la AD Ceuta.
Y es que, a medida que pasan los días, se van torpedeando
más las buenas intenciones y se está procurando que pase el
tiempo, siempre con objetivos bastardos, aunque sea
envueltos en papel de celofán.
El intento de estar en la cresta de la ola, pero sin mojarse
los pies, quedó marcado, con buenos resultados económicos y
sociales, en el verano de 1982, cuando un “pelele”, al que
Dios haya perdonado, se prestó a la jugada más sucia y más
vil, en la historia de la empresa de Ceuta.
Veinte mil duros de los de entonces, bastaron y sobraron
para capear y torear, maliciosamente, con aquellos mensajes
cifrados de “El elefante hace agua”.
Eran otros tiempos y tal es así que el 28 de octubre de ese
mismo año ocurrió lo que jamás se ha dado en política, que
un partido en 12 horas, la UCD, pasaba de estar formando
Gobierno a llegar a desaparecer.
En este ambiente, si había que cambiarse la chaqueta se la
podía cambiar uno, sin escrúpulos de ningún tipo, y tal fue
así que esa misma noche, a las 10 horas y 25 minutos, con el
“cambio dentro del cambio dado” el “amoroso compinche” del
“Elefante hace agua”, llamaba a una alta instancia de Ceuta
y le decía:” A sus órdenes mi ..., aquí tiene usted su
casa... esto ha cambiado ya de dueño...”.
Desde entonces, coser y cantar, por unas pocas pesetas,
muchas menos de las que valía, una empresa cambiaba de dueño
y de rumbo, sin que el dueño hubiera dado la cara y sin que
el rumbo lo pusiera el dueño.
Con todo, aunque con “trampas” se estaba jugando con el
dinero propio y con el “intermediario” de turno, que actuaba
en plan chapuza y si algo fallaba el organizador de la trama
se iba de rositas.
Ahora, aparecen escenas similares a aquel sainete, hay una
trama, muy mal pergeñada, se tira de quienes nada tienen que
perder, pero ganar no van a ganar nada y con ello lo que
están tratando de hacer es remover los cimientos de un Ceuta
que nos pertenece, por igual, a todos, ya que se mantiene
con dinero de la Ciudad.
Hasta ahora hay tres aspirantes a la presidencia, casi
tantos como los que aspiran a dirigir el Barça, pero con la
particularidad de que aquí hay quienes salen
espontáneamente, López García de Vinuesa o el que ya fuera
presidente, José Antonio Muñoz, dando la cara directamente,
mientras que a otro se le empieza a tildar de ser el “hombre
de paja” de quien “ni come, ni deja comer a los otros”.
Luque, que ya ha estado en el Ceuta, con Ernesto valero, no
sé si habrá medido todo lo que tiene alrededor, pero bien
haría en consultar a su amigo y presidente de la Federación
de Fútbol, por qué no fue él presidente, tras José Antonio
Muñoz y quien estuvo presionando, en la oscuridad, sin dar
la cara, para que entonces fuera presidente el que fue.
Ceuta es muy pequeña, los 19 kilómetros cuadrados se tardan
poco en recorrer, y quienes llevamos muchos años, con total
independencia aquí, conocemos el percal y sabemos quien
quiere, quien sabe y quien se atreve a “mover” las
bambalinas, eso sí, sin dar la cara. Mala cosa esta.
El sainete que se está dando en el Ceuta, obedece a intrigas
palaciegas, muy distantes del fútbol, de quienes han sufrido
o no han logrado lo que querían, en su pueblo y no pueden
tolerar que otros lleguen a triunfar.
Desde la Santa Casa Madre, personas no demasiado lejanas al
presidente, y a espaldas a éste, se están jugando una serie
de cartas arriesgadas y tendentes a que el Ceuta pueda
desaparecer, con lo que queda claro que este sainete está
orquestado por gentes que “adoran” a su ciudad, pero si
ellos se llevan la “tajada del león”, porque todo lo demás
son cuentos chinos, y están entrando en el Ceuta, al no ser
capaces de entrar en otros terrenos en los que ya no tienen
la exclusividad. Den la cara y así se conocerá lo que
buscan.
Es incomprensible, y no creo que se haya dado jamás algo
similar, que haya quien busque, incluso que el Ceuta
desaparezca, con tal de que alguien con quien no “trilla” no
logre lo que desean los aficionados que siguen existiendo.
Mentecatos.
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OPINIÓN
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