En ocasiones, cuando nuestros
gobernantes adoptan decisiones vagamente reflexionadas,
estas pueden provocar daños irreparables para los intereses
de la sociedad en general por tanto, el cometido principal
de cualquier gobernante responsable debería ser, sin ninguna
duda, sustentar cualquiera de sus decisiones en argumentos
sólidos y consistentes en busca, en todo momento, del
interés general de una ciudadanía hastiada de sus actuales
dirigentes políticos. En ningún caso, dichas decisiones
deberían estar argumentadas en posicionamientos partidistas,
que tan sólo pretenden encubrir veleidades de su ineficaz
gestión.
La pasada semana, el Ejecutivo socialista presidido por José
Luís Rodríguez Zapatero atentó contra una de nuestras
tradiciones más arraigadas, la relación especial existente
entre nuestras Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica, para
nada costumbres franquistas ya que, en algunos casos se
remontan ampliamente en nuestra riquísima historia. Debo
recordar en este momento, dos importantes celebraciones
religiosas, por un lado la festividad del Corpus Christi en
la ciudad de Burgos donde, además de festejar el Corpus
también se festeja el célebre Curpillos, acto que conmemora
la victoria de las Navas de Tolosa en 1212 y como no podría
ser de otra manera, la Semana Santa de Málaga, localidad en
la que la vinculación de la Legión con el Cristo de Mena se
remonta a 1921 como consecuencia de su transformación en
ciudad hospital al recibir a cientos de heridos provenientes
de la Guerra de África, todos ellos protegidos por el Cristo
mencionado.
Por tanto, resulta evidente afirmar, que la histórica
vinculación de nuestras manifestaciones religiosas con el
Ejercito forma parte sustancial de la historia de España, en
particular tras la prolongada guerra entre los reinos
cristianos y musulmanes que culminó en 1492, despreciar y
legislar en su contra amparándose en nuestro laicismo
constitucional desde el radicalismo extremo supone una falta
absoluta de respeto a millones de ciudadanos, un insulto a
unas tradiciones que se remontan en el tiempo y por
supuesto, una terrible agresión a los sentimientos
religiosos arraigados en nuestra sociedad.
No obstante, también podríamos afirmar que la decisión
adoptada la semana pasada por el Ejecutivo de José Luís
Rodríguez Zapatero en relación a reformar vía Decreto Ley el
actual Reglamento de Honores militares, lo circunscribimos
exclusivamente en la necesidad del partido socialista de
desviar la atención ciudadana de los verdaderos problemas
que afectan a la ciudadanía es decir, de los 5 millones de
desempleados, del 12% de déficit público, en el mayor
recorte de derechos sociales de nuestra historia
democrática, en la disminución en un 5% en los salarios de
los funcionarios públicos, en la subida del IVA, en la
eliminación de la devolución de los 400€ del IRPF o en el
cheque bebe. Por tanto, nos encontramos ante una decisión
que tan solo busca desviar la atención de los problemas
fundamentales que atenazan y perjudican gravemente a lo
sociedad española.
Pues bien, con esta medida el Gobierno de España, del
partido socialista, los progresistas, los del talante, los
únicos garantes de los derechos y libertades de los
españoles han ejecutado públicamente una de las tradiciones
más enraizadas en nuestra cultura, de nuestros sentimientos,
las procesiones religiosas en las que la complicidad entre
el estamento militar, civil y religioso son nota
predominante. Una decisión que finiquita irremisiblemente
cualquier expectativa de convertirnos en reclamo turístico a
través de nuestra Semana Santa, nuestras Fiestas Patronales
en honor a nuestra Virgen de África, el homenaje a los
hombres y mujeres del mar en la celebración de la Virgen del
Carmen y un largo etcétera. En definitiva, una vez más, una
decisión del partido socialista obrero y español perjudica
gravemente los intereses de una ciudad donde el respeto y la
tolerancia entre las diferentes culturas siempre ha sido
nota predominante. Ahora, es momento de que los ceutíes
unidos expresen públicamente a través de concentraciones,
movilizaciones, manifestaciones, declaraciones y columnas de
opinión su rechazo frontal a una decisión que perjudicará
gravemente nuestros intereses.
|