Por fin se reconoce como cierto, lo que para la inmensa
mayoría simple y llanamente significaban borrones que
maléficos individuos arrojaban sobre la sabiduría y el buen
hacer de nuestros políticos.
Lo imposible, lo inconcebible, lo indeseable lo tenemos ante
las puertas de lo que nos está llegando y de lo que tememos
ha de venir, y nos hace pasar desde la sorpresa , a la
irritación más iracunda, al no comprender como hemos podido
ser todos, coautores de la situación que hemos de padecer,
unos por sus acciones y otros por nuestras omisiones desde
la pasividad más estúpida.
La realidad objetiva de nuestra situación es tal, que
llegado al extremo en que nos encontramos no nos queda más
remedio que afrontarlo, paliar sus consecuencias y aportar
los remedios necesarios para que esta situación, si somos
capaces de superarla, bajo ningún concepto vuelva a
repetirse.
Y para que ello no ocurra, debemos conocer cuáles son los
verdaderos motivos que nos han traído al punto en que nos
encontramos. Y desde este punto, comenzar la andadura para
solventarlo. Creo que todos somos conscientes que nos
hallamos inmersos ante un problema creado por el diseño
administrativo de nuestra nación, y la supresión de los
controles sobre los actos administrativos.
El Estado de las Autonomías, era y es un lujo que no nos
podemos permitir, a la vez que supone un gran obstáculo para
el libre ejercicio de la economía liberal, por quedar ésta
sujeta al arbitrio del poder ejerciente en la
Administración, los políticos. Lo que conlleva la pérdida de
eficacia del propio acto. A la vez que el funcionario
público queda mediatizado por el político y no puede ejercer
su labor en la función pública con la eficacia y diligencia
que la ciudadanía estima que le compete, por lo que a su vez
conlleva, al dejarse perder los controles sobre los actos de
la Administración, que estos actos degeneren en una anarquía
total para la economía. Situación la descrita que se dan en
nuestras Administraciones, tanto central como periféricas y
en todas aquellas actuaciones en las que los políticos han
asumido las competencias de gestión.
Siendo la construcción administrativa la que en realidad ha
propiciado y potenciado, junto con la perversa amoralidad de
un elevadísimo porcentaje de nuestros políticos, tanto de
una banda, como de las otras, la presente situación.
Amoralidad la de los políticos, que tapaba, cubría u
ocultaba la honestidad de los muy pocos que acudían a las
urnas con vocación de servicio. Políticos que en su
desmedida ansia de servirse de la política han propiciado
las aberrantes situaciones que están padeciendo muchísimos
de nuestros conciudadanos y que vamos a padecer casi todos.
La demencial imbecilidad de la construcción de 19 pirámides
invertidas que tenemos, y su dejación administrativa en
manos de políticos, es la que nos trajo al punto en que nos
encontramos, y que ya en 1979 denuncié en prensa, así como
también por esas fechas ante el propio municipio de Ceuta.
Indiscutiblemente, y fuera de cualquier duda, es que todo lo
apuntado ha nacido de la maleficencia de unos pocos,
secundados por la codicia e irresponsabilidad de muchos, que
son los que en realidad nos han creado la crisis y nos
empujan a la Banca Rota del Estado del Bienestar.
Zapatero, es uno más, dentro de la totalidad de políticos
responsables de la situación en que nos encontramos. Para
mí, no es momento de hacerle reproches sobre las
determinaciones que vayan tomando. En esta situación
cualquiera de las decisiones que adopte conducentes a paliar
el problema hay que aceptársela. Pero eso sí, haciéndole
ver, que el sacrificio que nos pide tenga la contrapartida
de eliminar a tantos arribistas, aprovechados, trincones,
golfos y trileros que existen en la política. O sea, que
tenemos que eliminar al político como gestor público, y
convertirlo en lo que debe ser, un simple fiscalizador del
funcionario, al cual tiene que impedirle, que cometa los
mismos desmanes que él o ellos han cometido y siguen
cometiendo. A la vez que se coloca en su sitio al
funcionario público, verdadero profesional de la gestión
pública, cuya obligación es llevar a buen puerto los
mandatos programáticos de los partidos, o la manifestación
de inviabilidad de los mismos, en función de los recursos
que se tienen.
Mi consejo al Sr. Zapatero sería, si tiene los C … ataplines
del caballo de Espartero, y quiere sacarnos de esta crisis,
y que no se vuelva a provocar ninguna otra, es que nos quite
a los electos de los partidos, como gestores públicos. A la
vez, les dé a los funcionarios de carrera u oposición, todos
los controles administrativos, recuperando los perdidos. Y
aunque le deje al político la remuneración sobre un trabajo
que nunca ha ejercido, a pesar de los desmanes que nos han
traído, estoy convencido que en menos de quince años se
podrá cubrir nuestra deuda exterior, cuyo montante
dinerario, escuché recientemente en la radio, representa en
estos momentos el 400% de nuestro P.I.B., montante dinerario
que quedará cubierto por el ahorro que se consigue, entre
otros, con la eliminación de comisiones, combolutos,
pérdidas patrimoniales del Estado, pero sobre todo con la
liberación de la economía tanto municipales, como
autonómicas y nacionales sujeta por la cantidad de trincones
que giran alrededor de ellas, estrangulando la expansión de
la economía privada y potenciando a unas mafias de
CONSEGUIDORES, cuyo diseño de las propuestas de objetivos a
las administraciones la ejemplarizo en una: las realizan
para que se publique su valor por 14.000.000€, las mafias
aledañas a estos la rebajan a 7.000.000 €, y los reformados
impuestos a los técnicos por los políticos las concluyen
elevándolas a 45.000.000 de €. Esta es la realidad de la
llaga que tenemos. El problema taponar las heridas que nos
producen la pérdida de 31.000.000 €, en cada una de las
cientos de miles de propuesta como la expuesta que surgen de
nuestras administraciones.
El dilema, buscar al enfermero que tapone y sane estas
sangrías. Sangrías que surgieron en nuestra administraciones
bajo el diseño y el mandato de aquel que viniendo a
prohibir, prohibir, y que bajo su mandato pudo proyectar una
sociedad igual a la existente en la “España” de hace 4000
años, fue tan necio de proyectar una, que ni la maternidades
que la parieron la reconocen, y que los veintiséis de la CEE
la rechazan, y encima tiene la desvergüenza de llamarle a
Zapatero necio por confundir los brotes marrones que el
dejó, con verdes. Pero hay que reconocer que la salida de
pata de ganso tenida nos sirve para ejemplarizar en este
político, al que la mayoría de españoles identificamos como
el Señor X, el contenido cognitivo y de valores de nuestros
políticos.
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