Esa que a veces me ha hecho falta,
para contrarrestar muchas situaciones vividas, que me han
causado una angustia de mil demonios, de esas que te dejan
la caja torácica hecha misto. El otro día me pasaron una
serie de historias enrevesadas, que de las que decía mi
abuelo que esos eran los días de mejor no salir de casa,
siempre me decía algo que como se derramara aceite, el día
iba de culo. No sé si pierdo aceite pero tendría que mirar
por el tapón del carter....
Lo mejor de aquel día funesto, fue la obra social que hice
por la mañana temprano. un señor minusválido no podía subir
el Paseo del Revellín, la gente iba sin ton ni son, y nadie
reparaba en que el pobre hombre, no daba ni medio metro y
tenía la cuesta caballa empinada. Me acerqué súbito y veloz
y lo llevaba casi en volandas por el Revellín, el pobre
hombre me agradeció el gesto y que lo dejase en la Oficina
de Correos. Que de hipocresía y letra menuda se traen las
gentes sociales y demás paranoyas, a fin de cuentas, me
sentí feliz por hacer un gesto humanitario. Hacen falta esos
gestos en Ceuta y no salír a la gran puñeta a darese golpes
de pecho, eso va por algunos.
De sufrimientos, de no tener esa maldad que haya tenido
que tener, de chivatos y de pelotas, de trincones y trepas,
menos mal como dicen muchos árabes, Dios está mirando
arriba, de poder disfrutar del sabor del café para un
desayuno y una merienda.
De como se está perdiendo la eduación y la cortesía, los que
teníamos la edad del pavo a principios de los ochenta,
teníamos unos modales, unos galanteos con las chicas, ahora
de noche, en las zonas del Poblado y bares de copas, se
acercan los que trabajan en lo que se debe y puede, verdad
Cristian...
Que parecen chaperos de turno, y me decía en ese momento, no
soy el poste de la luz, soy un tío.. a cinco centímetros
tuyo y por el forro..., luego vienen los puñetazos y
cabezazos, no me extraña, como dice el Sr. Comisario, mira
que meterse en ciertos sitios. Al final con la cabeza
echando humo, llego descompuesto al gimnasio y no sé por
donce empezar. Sin olvidarme del desayuno , de tres colegas,
que trabajan en un sitio funcionarial, que no digo por no
herir la sensibilidad del lector, que fueron a desayunar a
las 10.05 y volvieron a las 11.44, y yo con el café en el
gaznate con la magdalena. Y no será por maldad...
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