Decía la sabia de mí abuela:”que
es de bien nacido el ser agradecido”. Y uno, aunque nacido
en cuna muy humilde, fue bien nacido y, desde ese momento en
que abrí los ojos al mundo, he aplicado la frase de mí
abuela a rajatabla.
No se cuánto tiempo hace que soy cliente de BANESTO. Lo que
si se, con toda seguridad, es que deben pasar de los
cincuenta años en que, por vez primera, pude ingresar unas
pesetillas en mí cuenta bancaria. Cosa esta que fue el
primer logro de mí vida, ver en mi cuenta unas pesetillas
ahorradas.
En todos esos años, como cliente, he conocido a infinidad de
directores y personal de la entidad de los que ya van
quedando pocos de los antiguos. Si la memoria no me falla,
de aquella época, quedan Gentil los hermanos Muelas y pare
usted de contar.
A ellos, con el paso de los años, se han ido añadiendo otras
personas, alguna de las cuales fueron aves de paso que
duraron poco en la entidad, siendo trasladados o abandonando
la misma. Esta, como otras cosas, es ley de vida.
De todos es sabido las dificultades por las que están
pasando, debido a la crisis, las entidades bancarias y las
dificultades que encierra conseguir un crédito de las
mismas. Por eso siento un gran satisfacción que mi banco
amigo, BANESTO, una vez más me haya solucionado un gran
problema.
Pero para que ese gran problema haya podido ser solucionado
he contado con la inestimable colaboración de su director
Jesús Alonso y la colaboración de su gran equipo formado por
David y los dos Pacos.
Por defecto de formación, dada mi profesión, he asistido
como testigo directo e independiente, durante muchos días, a
la gran labor que desarrolla le director, Jesús Alonso, en
el trato a sus clientes, tratando de solucionarles cuantos
problemas les presentan.
Para él, a igual que para el todo el equipo que
magistralmente dirige, los clientes no somos simples
números, sino personas a las que hay que tratar de
solucionarles los mil y un problema que cada día les
presentan y más en estos momentos de crisis donde todos, en
algunos momentos, necesitamos que nuestro banco amigo, nos
eche una mano.
Jesús, con paciencia y con un trato exquisito escucha, cada
día, a todos los clientes que se acercan al banco para
tratar de solucionar su problema. Y no sólo les escucha,
sino que le da las directrices a seguir para poder llevar a
buen fin la solución de los mismos. Implicándose, en los
mismos, como si de un problema suyo se tratase.
Por la humanidad con la que trata él y todo su
extraordinario equipo, a cuantos clientes se acercan hasta
el banco buscando la solución a sus problemas, merecen la
clasificación de diez.
Este mismo artículo lo hubiese escrito aunque no se me
hubiese solucionado el problema, por ese trato tan humano
con el que he sido tratado. Nobleza obliga.
Como esa misma nobleza me obliga a agradecer a David el
haber aguantado la “vara” que le he dado. Desde aquí y desde
ya felicitar a BANESTO por el gran equipo humano que tiene
en Ceuta, al mando de Jesús Alonso.
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