El biólogo Valentín Gavidia Catalán intervino ayer en la
segunda sesión de las I Jornadas de Educación para la Salud
que ha celebrado la Consejería de Sanidad y Consumo de la
Ciudad Autónoma. Su ponencia versó sobre ‘La Educación para
la Salud en el ámbito escolar’ y en ella aportó toda su
experiencia al frente del Departamento de Didáctica de las
Ciencias Experimentales y Sociales de la Universidad de
Valencia. Gavidia defiende la intervención preventiva en el
entorno del alumno y el desarrollo de capacidades y
actitudes que permitan a los menores tomar sus propias
decisiones en materia de hábitos saludables. “El hombre es
libre y ha de continuar siéndolo”, aseveró taxativo.
Pregunta.- ¿Qué se puede hacer desde las instituciones
docentes en materia de Educación para la salud?
Respuesta.- Mucho. En la escuela hasta hace poco veníamos
trabajando en el ámbito del conocimiento, de las actitudes,
de las conductas, a un nivel personal. Pero nos hemos dado
cuenta que las conductas no cambian a este nivel. O cambia
también el entorno, o no cambia el comportamiento. De manera
que los propios profesores deben trabajar con los alumnos en
un cambio del entorno, porque esto facilitaría el cambio de
conducta. Pero como los maestros y los alumnos no son más
que una pequeña gota en el océano, para cambiar el entorno
pedimos la colaboración más eficaz con las familias, con los
agentes sociales, con los medios de comunicación, otras
administraciones...
P.- ¿Quién tiene más trascendencia a la hora de modificar
una conducta que podría considerarse insana? ¿la escuela, la
familia, el grupo de iguales?
R.- Depende de la edad. Al principio es la familia quien
marca las conductas, luego los profesores, a la edad de los
12 ó 14 años ya son los amigos, y los medios de comunicación
siempre. Cada vez más.
P.- ¿Los medios de comunicación actúan en una buena
dirección? ¿No fuman demasiados actores en las películas?
R.- Cada vez hay menos gente que fuma en las películas. Por
ahí estamos salvados. Lo peor es que cada vez encontramos
más desfachatez, mala educación, falta de consideración y
respeto, personas que no trabajan y viven del cuento y que
aparecen en los medios de comunicación y que crean un clima
enfrentamiento que repercute en que después los alumnos,
ante cualquier cosa, se muestren excesivamente vehementes o
incluso violentos. Ahí está el problema de los medios de
comunicación.
P.- ¿Se ha hablado mucho últimamente de la pérdida de
autoridad de los docentes respecto a los niños? ¿En qué
medida podría ser esto un obstáculo para la educación para
la salud?
R.- ¿Y no han perdido autoridad los padres? ¿Y los
políticos? ¿Quién no ha perdido autoridad? ¿Y dónde se ha
quedado y que estamos haciendo para retomarla? Yo creo que
la escuela es un reflejo de la sociedad. Aunque la pérdida
de autoridad no es tanta. El profesor que es profesional y
sabe hacerse valer no siente que pierde autoridad. Aunque
hay personas que les falta adquirir la profesión, pero eso
es algo que se aprende.
P.- ¿Cuál es el perfil de alumno más adecuado a la hora
de modificar una conducta insana?
R.- Tampoco yo quiero modificar conductas. Lo que quiero es
que ellos adquieran la suficiente información y capacidades
para tomar decisiones que sean informadas, solidarias, que
les afecten personal y socialmente. En última instancia, uno
es responsable de sus acciones, pero el entorno le está
influyendo mucho. El hombre es libre y ha de continuar
siendo libre. Por tanto, hay que crear entornos, dar
información, crear actitudes y ver que o nos salvamos todos
o nos hundimos todos.
P.- Y la deshabituación tabáquica, ¿no es una
modificación conductual?
R.- Pero estas actuaciones ya no son preventivas. Son
actuaciones secundarias de la Administración de Sanidad
frente a un hecho consumado. Aunque sí que es verdad que hay
muchas prácticas educativas conductistas, basadas en premios
y castigos. Y en las primeras edades no pasa nada porque
ayudan a adquirir unas pautas de comportamiento, como
lavarse los dientes, que en la primera fase sigue criterios
conductistas.
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