Yolanda Bel, al ser
preguntada por la encuesta realizada por Sigma Dos,
publicada el martes por el diario “El Mundo” y que concede
21 escaños al Partido Popular, echó mano de su pose ursulina
para decirnos, más o menos, que tan halagüeños pronósticos
electorales no turban en absoluto el trajinar diario de los
miembros del Gobierno. La portavoz, y también consejera de
Medio Ambiente, cada día que pasa crece en modosidad y
recato. Está que se sale.
Y es para estarlo... Ya que Juan Vivas volverá a
ganar las elecciones sumando dos diputados más a una mayoría
absoluta, que ya era de por sí escandalosa. Así que no puedo
dejar de imaginarme la cara que habrá puesto Mohamed Alí
al saber de la encuesta.
Siempre tuve entendido que Mohamed Alí no cree en gafes ni
en cosas por el estilo. Por lo que jamás me atreví a
insinuarle, cuando comenzó a rumorearse su juntera con
Juan Luis Aróstegui, que le sería de mucho provecho
consultar con un experto en cenizos. Porque a mí me daba en
las pituitarias, y me sigue dando, que el líder del PSPC
atrae la mala suerte. Los gitanos hablarían de mal bajío.
El mal bajío de JLA es bien conocido entre quienes lo han
venido frecuentando. Ejemplo: yo conozco un empresario que
tuvo tratos con él y llegó un momento en el cual se vio con
la soga al cuello. Y, por aquel entonces, no paraba de
lamentarse de haber apostado tanto a favor de un tipo que
nunca ganaba nada. Fue cortar sus relaciones con él y la
vida principió a sonreírle nuevamente.
Esa misma situación la viene padeciendo otro hombre de
negocios que, desde hace años, no da pie con bola. Y es que
el hombre parece desorientado. Y todo porque no se jacta de
airear que con Juan Luis Aróstegui se puede ir al fin del
mundo. Y al fin del mundo se tendrá que ir si le siguen
yendo las cosas como hasta ahora.
De vivir mi admirado Jaime Campmany, de quien era yo
devoto lector, no tendría el menor inconveniente en
consultarle, aportando ciertos datos, sobre qué tipo de gafe
es el secretario general de Comisiones Obreras. Si es
sotanillo o manzanillo o gafe perverso. Y seguro que JC,
experto en cuestiones de aguafiestas y cenizos, por haber
compartido muchas horas de charla al respecto con el
profesor Occhipinti, me lo catalogaría en un
santiamén.
De cualquier manera, la mala suerte que desprende Aróstegui,
basándome en lo que he venido observando durante tantos
años, apenas le afecta a él. Es decir, que su mal bajío se
ceba con los demás. Con los que pactan con él acuerdos de
cualquier tipo. Mientras el secretario general de CCOO sigue
viviendo a sus anchas.
Es el caso de Mohamed Alí, y lo nombro por ser la persona
que más pronto que tarde va sufrir el mal fario que aporta
cualquier relación con el hombre fuerte del PSPC. Me
explico: yo no sé qué número ocupará Aróstegui en la lista
electoral de la coalición Caballas; pero, de momento, lo que
sí me consta es que están abocados a perder un diputado. O
sea, que la presencia de Aróstegui ha despertado los malos
augurios para Mohamed Alí y su gente.
Resumiendo: que bien haría mi estimado Mohamed Alí en
estudiar detenidamente el asunto. Que no es cuestión baladí.
Para poder desprenderse del gafe con la mayor brevedad.
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