José Antonio Muñoz salió a la palestra el pasado viernes con
un comunicado de prensa en el que expresó su intención de
hacerse cargo de la AD Ceuta para “recuperar la ilusión y el
ánimo perdidos en los últimos tiempos”. El que fuera
presidente de la Asociación entre los años 1996 y 2005
indicó que “he tomado la decisión de presentar un nuevo
proyecto a la presidencia de la AD Ceuta siempre y cuando
cuente para ello con el apoyo institucional y económico
necesarios. Sé perfectamente que la crisis económica hace de
este nuevo proyecto un desafío complejo, pero también
tenemos las ideas, el modelo y el equipo humano para
conseguir un proyecto deportivo estable”.
Muñoz esbozó los pilares de su proyecto entre los que
destacan la configuración de una plantilla de jugadores
adecuada para la categoría y con aspiraciones para intentar
alcanzar el ansiado ascenso; el compromiso con la cantera
como apuesta de futuro, unas relaciones estrechas en el
ámbito económico con la Ciudad Autónoma, transmitir al
tejido empresarial la ilusión del proyecto para conseguir el
apoyo económico y el establecimiento de lazos de unión y de
amistad con las instituciones deportivas y con todos los
clubes de fútbol de la ciudad al objeto de sumar esfuerzos
para la consecución del objetivo común.
El empresario caballa cogió las riendas de la AD Ceuta en la
campaña 96-97 (en ese curso el equipo se llamó Ceutí
Atlético) y en la 97-98 ascendió a Segunda ‘B’ con Álvaro
Pérez en el banquillo; en la categoría de bronce jugó la
fase de ascenso (tres liguillas consecutivas y un play off)
en las temporadas 99-00, 00-01, 01-02 y 04-05 acariciando el
salto a la Segunda División.
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Recuperar la ilusión desde la solidez y la experiencia
La marcha de la actual Directiva
de la AD Ceuta, anunciada ayer por su presidente, Felipe
Escane, significa el cierre de una etapa en el que los
éxitos deportivos no han llegado bajo la capa de la
capacidad económica para responder competitivamente en la
Segunda División B. Una evidencia reflejada tras cuatro
temporadas de proyecto Escane, y una anterior de Valero que
tampoco cuajó. En suma, cinco temporadas en blanco con sólo
la disputa de una liguilla como oasis en una cadencia de
irregular respuesta deportiva. Ahora, se abre pues una etapa
donde, con tiempo, ha de poder fraguarse un nuevo proyecto
desde el conocimiento, la solidez y la experiencia para
recuperar la ilusión. El más que posible regreso de Muñoz
Serrano sería sinónimo de ello.
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