El artista local José Silva presentó ayer en el Café Club
‘La Sala’ su última creación, una ‘performance’ titulada
‘Algunas hojas de otoño y un sueño de arena’, en la que
mezcló poesía, danza, teatro y pintura. Esta misma puesta en
escena fue estrenada en Madrid, en la sala ‘Espacio
Escénico’, con la variante de que el autor se centró en la
representación teatral. Silva incurrió en la poesía a muy
temprana edad. El artista reconoce que ya desde pequeño le
llamaba la atención el arte.
El multidisciplinar artista, José Silva’ presentó ayer en el
Café Club ‘La Sala’ su último espectáculo, una performance
titulada ‘Algunas hojas de otoño y un sueño de arena’, en la
que mezcló poesía, danza, teatro y pintura. Esta misma
puesta en escena fue estrenada en Madrid, en la sala
‘Espacio Escénico’, con el variante de que el autor se
centró en la representación teatral.
Silva incurrió en la poesía a muy temprana edad. El artista
reconoce que ya desde pequeño le llamaba la atención todo lo
relacionado con el arte y la cultura: “Con 16 o 17 años
comenzó a gustarme la poesía y me adentré en el mundo
poético, y en mi época universitaria aprendí la cultura con
mayúscula. A partir de ahí tuve acceso a unos cursos de
danza y del arte de la rapsodia, fue entonces cuando tomé
contacto con el teatro de vanguardia”.
Con el tiempo, el artista fue hilando sus conocimientos
sobre danza, interpretación, la poesía y la pintura para
comenzar a realizar una obra madura y contemporánea: “En mis
espectáculos trato de aunar todas las artes posibles, e
intento plasmar pequeños ‘flashes’ sin argumento concreto,
el libre pensamiento, pasando de un arte a otro sin darle
mucha importancia, entrando en todas las artes”.
Después de un tiempo trabajando como modelo, Silva decidió
que quería continuar aprendiendo a pintar y se inscribió en
las clases para formarse: “Con ese trabajo que hacía de
modelo pude pagarme las clases. Allí fui aprendiendo las
diferentes técnicas que hoy en día aplico en mis obras”.
Los trabajos de Silva suelen ser reciclados. Algunas de sus
obras, como las tres que llegó a estrenar hace años en
Madrid (‘Mi buen nombre, hermana culebra’, ‘Algunas hojas de
otoño en sueño de arena’ y ‘Delirios de collage’), han sido
remodeladas para adaptarlas a otras obras, transformadas
según el espacio: “Al ser creaciones mías me he permitido
realizar algunas adaptaciones para llevarlas a salas
alternativas. Hay una cosa que es muy importante en mi obra
que es el sentido poético y la poesía. No creo que mi
trabajo pueda entenderlo todo el mundo, pero me conformo con
que lo sientan y lleguen a captar eso que intento
transmitir”.
En este último espectáculo de ‘La Sala’ el artista ha
utilizado pintura fluorescente con luz negra: “En esta
última obra los espacios son imaginarios. Todo el personaje
va moviéndose en un espacio irreal. Tan sólo utilizo un
árbol realizado con materiales reciclables”. Silva se
muestra como un artista abierto a la crítica constructiva:
“Me gusta que la gente que ha visto mi espectáculo me pare
por la calle y me diga realmente lo que ha sentido y lo que
le ha parecido. Considero que mis obras no son cargantes,
pero me gusta que las personas que han apreciado mis
espectáculos me transmitan sus impresiones”. A estas alturas
de su carrera artística, el autor entiende sus obras como
algo inacabado, saliendo del concepto clásico, y
“perpetuando lo infinito”.
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