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OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE MAYO DE 2010

 
OPINIÓN /VENTANA ABIERTA

La progresía

Por Miguel Ángel de la Huerga (Orientador Familiar)


La progresía es de ideología revolucionaria, por eso está fuertemente conectada a las ideas de la izquierda política, toda ella con esos orígenes.

El “progre”, como el revolucionario, pretende en todo momento romper las estructuras sociales, por eso apoya cualquier novedad que signifique no un avance para la humanidad que eso es lo de menos, sino una diferenciación frente a lo establecido. Todo es útil si sirve para transgredir, para el conflicto permanente, solo se le exige eso. No posee valores, porque estos están siempre contrastados y reconocidos; lo suyo es destruir los ya existentes sin ofrecer otros para su recambio. Lo importante es romper la baraja aunque no se ofrezca luego otra para jugar.

La ideología revolucionaria que enraíza a esta clase sociopolítica, ha fracasado y en pocos años se ha desvanecido como una torre de naipes, quedando residualmente una serie de tópicos desmentidos por los acontecimientos; pero que repetidos hasta la saciedad, han conseguido que entren bien por los oídos de muchas personas y lo que es peor, que arraiguen todavía en minorías de jóvenes bien intencionados; pero incapaces de discernir.

Como la responsabilidad histórica y personal no es virtud que adorne a nuestros “progres”, cuando los resultados de sus propuestas, en muchos casos exigidas e impuestas con violencia, son manifiestamente desastrosos, disimulan su fracaso y jamás se arrepienten de sus errores.

Se diluyen como un azucarillo en el agua, desapareciendo de la escena, hasta la siguiente que será cuando encuentre una “genial” idea que contradiga lo establecido que para ellos siempre, por definición, es malo aunque la historia haya confirmado su excelencia.

No importa fracasar una y otra vez.; la culpa siempre será de los otros y para reafirmarlo siempre encontrará la inestimable colaboración de los medios de comunicación afines que envolverán con su propaganda cualquier atisbo de de responsabilidad. La caída del telón de acero es quizás el paradigma más evidente de la actuación de la “progresía”: Se disimula, se ignora que haya existido tan brutal tiranía al este de Europa, después de haber sido apoyada, publicitada, recomendada y tratada de imponer durante decenios.

La tentación de todo progresista es abandonarse al fluir de la historia hasta que se pierde en ella. Las personas que no son “progre”, porque prefieren actuar con responsabilidad, si son partidarias de cambiar este mundo; de introducir continuamente mejoras que supongan un auténtico progreso material o espiritual para la humanidad; pero sin someter a sus congéneres a arriesgados experimentos que no hayan sido previamente contrastados.
 

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