Les voy a comentar algo que les
helará el corazón : ¿Saben ustedes que, de muchas urbes
españolas, intoxicadas por el cemento y el ladrillo, han
desaparecido los gorriones, hartitos de pasar fatigas?. Se
preguntarán y me pregunto que si “estos de ahora” a los que
considero una especie de epidemia ética y estética para lo
que solicitaría la intervención de la OMS, “estos” que son
más siniestros que celebrar una Nochebuena en el castillo
del Conde Drácula, se están cargando, a fuerza de mal vagío,
hasta a los gorriones.
¿Es que no hay en nuestra España un ser caritativo y cabal
que irrumpa en el Congreso de los Diputados blandiendo
ristras de ajo? Mayormente para que salgan escopeteados y se
acelere más el adelanto electoral que pedimos todos y que
pide Aznar. ¿Qué preguntan con caras de pastorcillos
examinando las Cabañuelas? ¿Qué si los peperos permitirán
que se extingan los gorriones? Nunca jamás. De hecho, si hay
que repoblar de gorriones las terrazas de los bares para
que, como desde que el mundo es mundo, correteen entre las
mesas comiendo las migajas y si hay que importar gorriones
para que atiendan en las puertas de las iglesias la salida
de las bodas para ponerse moraítos de granos de arroz, se
importan. ¿O es que no prefieren ustedes una suelta de
gorriones en nuestras plazas y jardines a una suelta de
carteristas extranjeros con cien antecedentes de media por
hurtos de los juzgados y de las comisarías como hasta hoy?.
¿Qué hay que reformar y endurecer la ley para que sea ley?
Vale. Eso otro día. Hoy hablamos de especies a proteger y de
especies a erradicar. El PP protegerá a los pájaros, pero
evitará la proliferación y asentamiento de especies
invasivas como hasta ahora han sido los llamados
“chupópteros vulgaris” y “subvencionadus trepaollas”.
Una plaga. De hecho, las nuevas normas impedirán con
auténtico ahínco que, los grupos políticos se conviertan en
sucursales del INEM para colocar y situar a los amiguetes,
adeptos y familiares unidos por el archiconocido mantra
patrio “¿Y que hay de lo mío?”. Pues de lo suyo, caballero,
hay un cipotillo al ajillo y un carajo con pan de ajo y si
se quiere situar en la cosa pública se despelleja usted los
codos y oposita que aquí no se practica el celebérrimo
deporte hispano, más popular que el futbol en las encuestas
y bautizado como “Esgrima del dedo”. Se acabó el utilizar el
dedo como florete para apuntar al enchufado y quitarle las
fatigas por cuatro años. Y el político que aúne las
cualidades de ser estúpido, incapaz e ignorante y necesite a
“los asesores” que se los pague de su jornal. De hecho, si
no sabe lo que tiene que hacer y necesita ayuda lo mejor es
que se largue y deje el puesto a uno que esté preparado para
desempeñar su tarea, que de mangurrinos y calamelones ya
estamos más hartos que de cagarnos por las noches si oímos
un ruido en la puerta pensando que son los kosovares que
vienen a robarnos y a matarnos.
Y de subvenciones cero. Políticas sociales sí, pero
desparramar los dineros de los españoles que madrugan en
hacer caridades nebulosas inyectando eurillos a los adeptos
nada. De hecho años van a tardar los fiscales en determinar
el como, cuanto y donde se ha derrochado en subvenciones
para delimitar responsabilidades.
¿Qué preguntan? ¿Qué si hay que seguir financiando a los
sindicatos verticales y a sus tropecientos mil liberados
para que no se rebelen al verse sin manduca facilona de la
teta del Estado? A esos dejarles, siempre conviene el tener
a los sindicalistas a sueldo y que no vayan por libre. En la
Oprobiosa Dictadura el sindicato era “El Sindicato”, ahora
son más pero de la misma leche y no van a morder la mano que
les da de comer.
Pero para los chupópteros que no sean sindicalistas se acabó
el alpiste. Nada de “cargos de confianza” ni de “altos
cargos” ni de que las secretarías toquen en el bingo y menos
aún los agitadores del botafumeiro del político de turno
bautizados como “asesores” “¿Y que hay de lo mío? De lo suyo
hay una poca mierda para usted que tenemos a una juventud
mileurista empujando que se mata por opositar por el puesto
que usted quiere que le regalen por la cara y las artes de
pelota que tiene. Que el pueblo reclama dos cosas : que el
famoso Dedo de la Dedocracia imperante, se lo metan los
políticos por el culo. Eso y que vuelvan los gorriones a las
aceras, para que los niños les tiren las migas del bocadillo
y que estén ahí, saltarines, con “el aire entre tierno y
triste” con el que les cantara Serrat.
Es importante que vuelvan los gorriones. ¿A que sienten que
es importante?.
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