Como quiero prestar toda la
colaboración posible para ayudar a salir de la crisis que
tenemos encima, se me ha ocurrido una idea genial. Bueno,
tengo que reconocerlo, todas mis ideas son geniales, por
mucho que algunos traten de criticarlas.
Como ayer hablaba de que había que quitar las subvenciones,
empezando por los partidos políticos. Esas subvenciones que,
en la mayoría de las ocasiones, lo único que nos aportan son
gastos absurdos, he tenido la idea, genial por supuesto, de
darle una salida para todos aquellos que quieran aportar sus
donaciones a quienes más crean conveniente.
Verán, en la Declaración de la Renta a igual que hacemos con
la iglesia ponemos casillas, para los partidos políticos,
cine, ONGs y otras cosillas. Así el que quiera aportar de su
bolsillo la cantidad que le toque, sólo le basta colocar un
equis en la casilla correspondiente, a la que quiera que
vaya su dinero. Se acabaron las subvenciones y nos ahorramos
una pasta gansa.
Y miren que estoy tirando piedras contra mi tejado. He
creado una ONG para la defensa del piojo verde y visco,
teniendo el convencimiento de que nadie va a ponen una equis
en la casilla que corresponde a mí ONG.
Lo siento por el pobre animal que se las va a tener que
apañar sólo, y, sobre todo, por mis cuatro hijos, cinco
sobrinos y seis primos más cuatro cuñados que iba a colocar
en la oficina de esa ONG. A la vez que al no recibir esa
subvención me priva de jugar a la bolsa con la ilusión que
me hace a mí, personalmente y en persona, eso de ver, cada
día, si suben o bajan las acciones.
Creo, con toda sinceridad, que la idea, genial, por supuesto
como todas mis ideas, dejará contentos a todos aquellos, que
tienen la enorme oportunidad, de marcar la equis para que el
dinero que le corresponda vaya a quienes más desean que lo
reciban.
Bueno, tengo otra idea. Sí, no me lo pregunte, a igual que
la anterior genial. Los miles de coches oficiales que
existen para trasladar a parte de sus señorías los mandaba a
cochera, con lo que nos ahorraríamos un buen dinero en
gasolina, y el que quiera ir a donde le dé la gana pues,
como cada hijo de vecina, lo hace en autobús, metros o los
más pudientes en taxi.
Esta genial idea, además de ahorrar un montón de pasta, le
daríamos trabajo a muchas personas, que ante la avalancha
que se avecina de usuarios tendrían que contratar más
personal ante el aumento de demanda de los servicios
públicos.
Ganaríamos, con mí genial idea, dos cosas. Primero, lo dicho
anteriormente, un enorme ahorro en combustible y la creación
de puestos de trabajo, que harían rebajar la enorme tasa de
paro que estamos padeciendo ante la falta de puestos de
trabajo.
Como ustedes puedan fácilmente comprobar, a pesar de que
estas ideas mía son geniales siempre habrá quienes les
pongan pegas a la misma. Es las consecuencias que hemos de
pagar los genios. Somos unos incomprendidos.
Pues como se haga la reforma laboral que se tiene que hacer,
quieran o dejen de querer los agentes sociales. Algunos van
a pedir que se lleve a cabo mí genial idea de poner una
casilla en la Declaración de la Renta. Tiempo al tiempo.
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