De la continuación del artículo
fuimos a la Carraca, terminaba con la cara sin afeitar y el
traje de popeye, parecíamos el ejercito de Pancho Villa. A
los días siguientes se fueron presentando los suboficiales
de la Brigada Hernán Cortés, el Torpedista era un hombre ya
mayor y en las clases de Historia Naval, recitaba los hechos
de armas, a una hora que era después de comer y los
gorgolitos que estaban en la útlima fila se morían de sueño,
los ponían de pie y parecían los cerditos porky. El sargento
Condestable, era más joven seco y frío, este no se reía ni
el día que ganamos el Desfile de Leyes Penales. Lo recuerdo
por las clases de Presentación y Galones. El mejor en su
línea el Sargento Contramaestre, fue el que puso en el
Varadero, su nombre en la pizarra, con letras grandes, y nos
daba hasta un minuto para toser, la clase tosiendo como un
berraco, habríamos contraido esos años las gripes y-z.
Siempre cerraba su explicación nautica y marinera, que la
colección la tenía vendida.
Ya los cabos-monitores nos avisaron del comportamiento en
estado de policía, y el afeitado diario, este toque corría a
cargo del Subteniente de Infantería de Marina, con esas
frases en voz clara y grave, cabezas altas, botas limpias y
brillantes y trinquen bien los mosquetones.
Aqui no valía con el de Infantería de Marina, que se le
cayese un mosquetón Mauser a un marinero en los ejercicios
de instrucción, te ponían a correr de cinco a nueve vueltas
al patio.
Un corneta y un tambor, nos acompañaban dias y tardes, en
los ejercicios militares, leíamos las generalidades y nos
entraba el soponcio, rotar, rotar y rotar, el subteniente,
cambiaba los toques de corneta, si decía sobre el hombro
armas, le hacía señas al corneta para tocar “a la derecha
va...”.
Cuando bajaba la Brigada desfilando, hacía la zona del
helipuerto, campo de futbol y el caño con los botes, siempre
estaba a postada a la derecha una o dos brigadas, atendiendo
a las indicaciones de sus mandos. Quizá para motivarlos, sus
mandos les decían , mirar señores eso si es una Brigada.
Supongo que era de estímulo para los pelones, porque los
primeros días, el Sargento Contramaestre, decía irónicamente
que parecíamos una manifestación...
De esa bajada al Helipuerto y su explanda, como por arte de
magía, la Brigada se iba escorando hacía estribor y se
echaba encima de otra que estaba sentada a las instrucciones
del Alferez de Navío “el ginebra”, hombre ya mayor y curtido
en la mar y en el Dri Gin, salió como un poseso , loco de
ira y colorado como un tomate, “joder que se echais encima
de la brigada”. Los suboficiales no daban crédito a lo que
estaba pasando, supongo que los rumores del ginebra
corrieron como la pólvora, y fue toda mi unidad a buscarle
el cabreo para verlo en acción.
Menos mal que no iba el subteniente de Infantería de Marina,
si no todavía nos vemos corriendo hasta la Carraca...
Porque el título de mi madre en la Armada, ha pasado el día
de las madres y esta vez no había hecho reseña a tan fecha
señalada, porque en la mili, en la instrucción fuera de
casa, me acordaba de lo que era una madre, se me descomponía
el alma cuando hablaba por teléfono con ella. Y me
preguntaba, si comía bien, y me quedaba sin habla. Como me
acosté una noche, con una manzana en el estómago, por que la
comida era un suplicio, de esos platos suculentos y el estar
disfrutando de los míos, allí en el CIM se valoraban muchas
cosas del rol familiar, los allegados, las comodidades de la
casa y la familia. Hasta de ver como al cabo Guernica, se le
hacía la boca agua de verme tomar, una lata de zumo de
melocotón, joder Guernica, me sentaba mal tomarlo si era un
culillo de latita.
De como cuando llegué a Ceuta, en un permiso Franco de Ría
mi madre me tapaba con la manta, como si fuera el benjamín
de la casa.
Cuantas veces he suspirado a las noches estrelladas, que la
Armada no olvidaba a los marinos de España, de todos los
tiempos, los marineros no olvidamos a nuestras madres, a las
que fueron a nuestra Jura, a las que no podían ir por
cuestion de enfermedad.
Como terminaba el himno Estirpe Inmortal, vuestra madre os
entrega su amor. Continuará...
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