No me quedé de piedra porque, a
estas alturas del “Gran Juego del Estrecho” entre dos países
vecinos y amigos, España y Marruecos, en este entrañable
trozo español en África, Ceuta, Ciudad Querida siempre, ya
no me asombra nada. Si el Reino de Marruecos cuenta en la
ciudad como plataforma mediática con las páginas de un
influyente diario local, hecho cuando menos curioso y de
varias lecturas, con la conferencia ayer de Abidin Bicharaya,
Delegado del Frente Polisario en Andalucía en la Facultad de
Educación y Humanidades de Ceuta, los “polisarios” ponen pie
en un trozo del territorio español que, hasta la fecha y
dada su peculiar ubicación geográfica, había sabido ponerse
al margen del enrevesado y duro contencioso que enfrenta a
los “legitimistas” de la RASD y su proyecto independentista,
con el proyecto anexionista bajo una amplia autonomía de las
Provincias del Sur incorporadas por Marruecos, “manu
militari”, tras la vergonzosa salida de España (potencia
colonial ocupante) del antiguo Sáhara Occidental, territorio
incorporado un tiempo al organigrama territorial español
como provincia durante el extinto régimen del general
Franco.
A mi entender y tras las últimas y aun recientes
declaraciones anexionistas sobre Ceuta y Melilla del Primer
Ministro marroquí, Abbás El Fassi, la visita de Bicharaya a
Ceuta, si bien dentro de un estricto ámbito académico, tiene
lugar en un mal momento, que servirá de inmediato para
endurecer y enrocar la respuesta oficial marroquí a las
legítimas afirmaciones de españolidad de ambas Plazas de
Soberanía (a este escribano le parece la denominación más
ajustada, pues el concepto de “Ciudades Autónomas” es
ridículo e irreal) enunciado por nuestro ministerio de
Asuntos Exteriores. Bicharaya y su RASD lo saben bien, así
pues si tanto amor a España le tienen (cariño que no evitó,
en su momento, el ametrallamiento y asesinato de indefensos
pescadores españoles por parte de militantes polisarios)
tenían que haber declinado su presentación y colaboración
directa con Ceuta, Ciudad Querida. No se trata, entérese
bien el lector, de claudicación ninguna ni, menos, de una
bajada de pantalones ante Marruecos. Escribo desde la
prudencia y la sensibilidad. La situación geopolítica de
Ceuta y Melilla es según va pasando el tiempo cada vez más
delicada, culpa no de Marruecos, sino de la obtusa y
acobardada posición de las autoridades españolas, por lo que
la conferencia ayer del Delegado de la RASD en Andalucía no
va a servir sino para complicar aun más las cosas. Ya lo
irán percibiendo a no mucho tardar.
Sí, las tropas marroquíes entraron a sangre y fuego en el
antiguo Sáhara Occidental, las FAR llegaron a arrojar napalm
sobre población civil saharaui y, en Marruecos, se
encuentran enterrados los restos de unos quinientos
desaparecidos saharauis, algunos de ellos en los terrenos
anexos al cuartel de caballería sito detrás de la sierra del
Hauz, en Tetuán. La RASD tampoco ha sido manca: ha torturado
a militares marroquíes presos en los campos de Tinduf,
muchos de sus dirigentes se han hecho ricos y viven a cuerpo
de rey con la generosa ayuda humanitaria destinada a los
civiles refugiados y, de forma creciente, el Frente
Polisario es actualmente incapaz de frenar el goteo de
familias enteras saharauis que hacen los bártulos huyendo de
Tinduf para incorporarse a las Provincias del Sur marroquí.
De eso, de la tremenda corrupción y los tics autoritarios en
las filas del Polisario, no habló naturalmente el señor
Abidin Bicharaya, gran admirador de la dictadura castrista
en Cuba. Ni tampoco de los crecientes indicios de relación y
simpatía de cuadros polisarios con la banda terrorista de Al
Qaïda en el Maghreb Islámico (AQMI). Esto ya no es una
hipótesis, como avancé en su momento, empieza a ser una
siniestra realidad. Por lo demás y en el plano humano, es de
admirar la generosidad y entrega de los estudiantes caballas
en el duro desierto de Tinduf.
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