Tenemos nuevos problemas a la
vista, que saltan ahora mismo, dejemos lo de antes, eso ya
quedó atrás, aunque haya sido cosa de hace poco tiempo.
Ahora lo que llama la atención es la “intervención” de Caja
Sur. Se veía venir.
Y digo que esto es algo que se veía venir, desde hace varios
meses, pero en la Junta de Andalucía, como en otros muchos
casos, se ha ido mirando hacia otra parte, hasta que no
había otra solución y además interesaba a alguien que
saltara.
Si es cierto que el pasado año se habían perdido 600
millones de euros, y éste se iba por el mismo camino, o por
peor senda, lo menos malo es que haya habido que intervenir
para evitar un nuevo escándalo nacional con graves
consecuencias. No hay quien pare las debacles.
Éste es el primero de los resultados de algo que se venía
fraguando desde hace ya mucho tiempo, especialmente por al
difusión de muchas cajas pequeñas, que eran el foco de apoyo
político y el punto de sustentación de una política
caciquil, que crece, cada día más.
Urgen las fusiones y la primera de las preguntas es ¿Por qué
no llegó la fusión con una caja saneada y solvente, como es
Caja Murcia, con la que hubo oportunidad de fusionarse?.
Esta respuesta la podrían dar desde la Junta de Andalucía, y
no hoy, sino tiempo atrás. Puede que, incluso, el señor
Chaves tenga algo que decir, también, en esto.
El intento de unión con Unicaja no prosperó, posiblemente
porque ese hubiera sido el negocio de Unicaja y se temió que
hubiera despidos en cantidad.
Por si fuera poco embrollo lo que implica una caja, en Caja
Sur aparecen con peso, con todo el peso, órganos eclesiales
y, en pocas ocasiones, ha sido positivo que la Iglesia se
meta en cuestiones bancarias.
Sin duda, aquí, los dirigentes eclesiales o las personas de
confianza de ellos, se confundieron un poco más,
especialmente, al entrar en el terreno inmobiliario, en una
época en la que eso ya iba en declive.
Una bola de nieve, pero una bola de nieve que se ha ido
haciendo, cada día, más grande y ..., a saber en qué
terminará.
Descartada en su momento la fusión con Caja Murcia, que
hubiera sido positiva por tratarse de una fusión
interregional, lo que no daría tantas oficinas, y además
porque la “salud” murciana hubiera frenado el descalabro,
ahora no ha quedado otro remedio que llegar a lo que se ha
llegado y se verá forzada a una fusión con alguien serio o a
una compra, por parte de alguien de dentro o de fuera.
A las puertas de otras muchas cajas están llamando las
fusiones, hasta quedar el panorama, con unas cuantas, las
más saneadas, fuertes y solventes. Las demás sobran.
Y sobran, porque no puede ser que en España haya más cajas
que en toda Europa, cosa que se ha venido protegiendo por
esa política caciquil de las distintas provincias y
comunidades, con lo que los políticos tenían a su
disposición unas falsas obras sociales, que se iban
atribuyendo y les fortalecía la imagen, degradada en otros
campos.
La crisis, queda claro, va a arrasar, con parte del clero
metido en esos negocios, con mucha de la economía artificial
y con los políticos de tres al cuarto. Lo malo es que se
puede llevar los ahorros de los que menos lo esperaban. No
es el caso aquí, pero ...
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