El pasado jueves, con nocturnidad
y alevosía; los trabajadores, los estudiantes, los
pensionistas, las madres, los desempleados, es decir, la
ciudadanía en general, sufrimos el mayor ataque contra el
estado del bienestar de los últimos años. El Ejecutivo de
José Luís Rodríguez Zapatero, del partido socialista obrero
y español, los progresistas, los únicos garantes de los
derechos y las libertades, los del talante, los de la ceja,
perpetraron el mayor recorte en derechos sociales y la
primera bajada en los salarios de millones de trabajadores
públicos de los últimos 32 años, es decir, desde que los
españoles decidimos mayoritariamente constituirnos en un
Estado democrático.
Circunstancia, tan sólo comparable a la protagonizada por
otro gobernante socialista, por el emperador Felipe
González, quien con una tasa de desempleo superior al 20% y
un déficit público cercano al 19%, protagonizó el primer
decretazo contra las políticas sociales en nuestro país,
recibiendo por ello, el rechazo mayoritario de la sociedad
española y la consiguiente pérdida de la presidencia del
Gobierno. Hoy, 15 años después, corresponde a otro dirigente
socialista, protagonizar el segundo recorte en nuestra corta
historia democrática aunque, en ambos casos, como
consecuencia de las políticas dirigidas por una izquierda
española capitaneada por el partido socialista.
Ahora, estos mismos progresistas, con su talante y
verbigracia, pretenderán convencernos, con argumentos y
justificaciones varias, sobre la necesidad de adoptar unas
medidas, que corregirán lo que durante meses; líderes
políticos, dirigentes económicos, expertos financieros e
incluso, relevantes miembros del partido en el Gobierno, ya
habían pronosticado. Que no nos engañen, las medidas
adaptadas han sido exigidas por quienes en un pasado muy
reciente, eran nuestros socios, nuestros compañeros de viaje
en la cima de la política internacional hoy, cambiados por
personajillos como Evo Morales, Fidel Castro o Hugo Chaves,
situando a nuestro país al final de cualquier lista
representativa de la hegemonía mundial.
No obstante, la incapacidad del Ejecutivo socialista alcanza
cotas inimaginables ya que, no solo ha sido el mayor
responsable de nuestra precaria situación actual sino que,
las medidas adoptadas incluyen incongruencias tan
relevantes, que incluso algunas de ellas han debido ser
rectificadas al día siguiente. Ha llegado el momento de
adoptar posturas reivindicativas contundentes, ha llegado el
momento de actuar, debemos ofrecer unidad contra ineficacia,
es el momento de decir contundentemente, basta ya. Ha
llegado el momento de utilizar una célebre frase, ya
utilizada contra quien protagonizó una situación similar
aunque, de menor trascendencia a la actual. VÁYASE, SR.
ZAPATERO.
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