La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Ceuta se
reencontró ayer con la Blanca Paloma después de un año de
intensos preparativos para volver a vivir las emociones que
sólo en El Rocío se pueden vivir. Por espacio de un cuarto
de hora, aproximadamente, la imagen de la Reina de las
Marismas estuvo frente al Simpecado ceutí.
La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Ceuta, con el
corazón dividido entre la alegría de haber podido
reencontrarse con la Blanca Paloma y la tristeza de un
“hasta el año que viene”, llegará esta noche a nuestra
ciudad, alrededor de las 20.00 horas, después de la
peregrinación realizada este año. Este Rocío ha estado
marcado por grandes momentos de emotividad y solemnidad
desde que se iniciara el camino hasta la aldea almonteña.
Desde que la hermandad ceutí iniciara su peregrinar, los
rocieros caballas han vivido grandes momentos durante este
nuevo encuentro con la Reina de las Marismas.
Una peregrinación un tanto dura por el calor reinante, que
se vió recompensada con el emotivo reencuentro vivido
alrededor de las cuatro y media de la madrugada con la
Blanca Paloma. La fe y la devoción que anualmente lleva a
miles de personas hasta El Rocío para participar en la
romería, así como la diversión entendida como convivencia y
fraternidad, cobraron el domingo de Pentecostés una fuerza
esencial, al ser el día grande de la romería y antesala de
la esperada procesión.
Tras la celebración de la misa Pontifical, los romeros
ceutíes que se han dado cita en la aldea se dispusieron a
disfrutar de un día en el que se conjugaron la emoción de la
cercanía de la procesión con la nostalgia de un final cada
vez más cerca.
A lo largo del pasado domingo, en la casa ceutí, realizaron
los preparativos para el camino de vuelta, ya que son
numerosas las personas que a lo largo del día de hoy
abandonarán El Rocío, si bien no cesaba la diversión y el
deseo de que llegara la noche.
Antes de la salida de la Virgen del Rocío, la Plaza de
Doñana de la aldea de El Rocío acogió a las doce en punto de
la noche el inicio del Santo Rosario de la romería almonteña
en el que participaron las 107 filiales rocieras y que fue
presidido por el Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte.
La celebración de este acto religioso, el Rosario, volvió a
dotar a la aldea almonteña de una especial luminosidad y
color, desde aproximadamente las 22.30 horas, momento en el
que las hermandades, con sus simpecados e insignias,
comenzaron a desplazarse desde sus casas de hermandad hasta
la Plaza de Doñana entre bengalas de colores.
Una vez reunidas todas las corporaciones comenzó el rezo del
Rosario que, desde hace años, y recuperando una vieja
tradición, se hace en procesión por las calles de la aldea.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando los simpecados
de todas las hermandades filiales fueron pasando ante la
puerta de la ermita desde donde volvieron a sus casas
oficiales para prepararse para la visita de la Virgen del
Rocío, ya durante la procesión.
Tal y como destacó a El Pueblo de Ceuta, Juan Carlos Aznar,
presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Ceuta,
los almonteños saltaron la reja a las 2.50 horas
aproximadamente, después de más de dos horas de espera en el
interior de la ermita esperando la llegada del Simpecado de
la hermandad matriz de Almonte del rezo del Rosario, dando
con ello comienzo la procesión de la Virgen del Rocío,
vestida para la ocasión con sus ropas de ‘Reina’.
En este sentido y tal y como comentaba Juan Carlos Aznar, el
Simpecado caballa así como todos los rocieros ceutíes fueron
visitados por la Blanca Paloma alrededor de las 4.30 horas,
permaneciendo con ellos alrededor de un cuarto de hora, en
los que estuvieron cantándole la Salve, rezándole y
gritándole “¡Viva, la Blanca Paloma!” hasta hacer
enronquecer las gargantas.
Aznar destacó que este año ha sido muy emotivo en muchos
momentos, donde durante la presentación les acompañó un
almonteño que tuvo su importancia en la fundación de la
hermandad de Ceuta; las hermandades ceutíes quedaron
representadas en El Rocío al poder realizar protestación de
fe el presidente del Consejo; y finalmente el siempre
emotivo reencuentro con la Blanca Paloma.
Por último el presidente del Consejo de Hermandades
destacaba que la dureza de este año del camino con un sol de
justicia, y la arena sin asentar, se ha visto recompensada
con la visita de la Madre de las Marismas a los rocieros
ceutíes, los cuales vivieron emocionados este importante
reencuentro con la Blanca Paloma.
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