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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE MAYO DE 2010

 
entrevista / Francisco Fernández Garrido, “Francisco Anta”

Anta: «Ascender con el Atlético de Ceuta
hubiera colmado mis satisfacciones deportivas»

Por Antonio Martín


Fue uno de los símbolos del Atlético de Ceuta. Francisco Fernández Garrido (Ceuta, 1938), conocido futbolística y popularmente como ‘Paco Anta’, llegó a convertirse en uno de los jugadores emblemáticos de un club, que en la temporada 1960/1961 rozó el ascenso a Primera División. Precisamente aquella fase de ascenso a la máxima categoría frente al Elche CF fue el mejor momento en su trayectoria deportiva. Permaneció ocho temporadas en el Atlético de Ceuta, y fue seguido por grandes equipos como Real Madrid o Atlético de Madrid. Sus inicios fueron en el Betis de Hadú. Posteriormente militó en Empleados Municipales (Juveniles y Regional Preferente), Hércules de Hadú (3ª División), Don benito (3ª División), Imperio de Ceuta (3ª División), Atlético de Ceuta (2ª División) y CD Badajoz (2ª División). Finalizó su carrera deportiva en el Ceutí. Jugó en diferentes posiciones en el centro del campo, aunque su demarcación natural fue la de interior derecho.

Pregunta.- Sus mejores años en el mundo del fútbol los vivió como jugador del Atlético de Ceuta...

Respuesta.- El Atlético de Ceuta ha sido lo más grande que yo he tenido en mi vida deportiva. Jugar y permanecer tantos años en el equipo de mi tierra para mí tiene un gran valor, y por ello le doy mucha importancia a todo lo que yo viví en este club.

P.- ¿Cómo recuerda aquella etapa futbolística en un club como el Atlético de Ceuta, que nacía de la fusión de dos clubes con tanta historia como la S.D. Ceuta y el Atlético de Tetuán?


R.- Aquella etapa para mí fue inolvidable. Sería muy difícil explicarlo porque en este equipo viví muchos momentos que no se pueden olvidar. Llegar a jugar una fase de ascenso a Primera División, aunque finalmente no se consiguiera, es ya para recordarlo toda la vida. Haber ascendido con el Atlético de Ceuta hubiera colmado todas mis satisfacciones deportivas.

P.- Aquella temporada 1960/1961 en la que se rozó el ascenso a la máxima categoría, fue una campaña, por todo lo vivido, histórica e irrepetible…


R.- Teníamos un equipo joven y muy compensado. Contábamos con Soler, Curro, Ayala, López, Lora, Pedrito, Céspedes, Pedreño, Valero, Alonso… Además nos llevábamos estupendamente, y eso se notaba en el campo.

P.- En el camino del Atlético de Ceuta a Primera División se cruzó el Elche…


R.- Por aquel entonces ascendía el primer clasificado, y el segundo jugaba la promoción con el penúltimo de Primera División, que luchaba por evitar el descenso. Era una eliminatoria a doble partido. Quedamos segundos, por detrás del CD Tenerife. Nosotros jugamos el primer partido en casa, y le ganamos al Elche por un gol a cero.

P.- ¿Y en la vuelta?

R.- Ya en el partido de vuelta, perdimos por cuatro goles a cero, pero ocurrieron cosas extrañas. Recuerdo que nos expulsaron a dos jugadores, no pitaron un penalti… Ese día salimos muy confiados, y nada más empezar el partido estrellamos un balón en el palo. Pero al momento, el árbitro expulsó a Uriarte, y un poco después a Álvarez. No se consiguió el ascenso, pero vivimos un momento histórico para el fútbol de Ceuta.

P.- ¿Cómo era el ambiente en las gradas del Alfonso Murube?


R.- Aquello nada tenía con ver con la actualidad. En cada partido nos apoyaban miles de personas, y en aquella temporada en la que pudimos lograr el ascenso, al estadio acudían casi diez mil personas. Ahora es diferente porque los aficionados que van, no lo hacen con esa ilusión con la que antes se vivían los partidos. Antes de empezar ya estaban animando, y dentro del vestuario escuchábamos al público gritar. Todo eso nos daba mucha fuerza y saltábamos al terreno de juego reforzados por el ambiente. Todavía seguían viniendo aficionados de Marruecos, que había sido seguidores del Atlético Tetuán.

P.- Cuenta con una importante colección en la que viene recogida su historia deportiva. ¿Alguna imagen que guarde con especial cariño?


R.- Tengo muchísimas fotos, pero hay una que para mí es especial. Es una fotografía que está dedicada por el entrenador Casimiro Benavente. A cada jugador le hizo una dedicatoria, y a mí me puso que no había necesitado a nadie, y que todo lo que conseguí en el Atlético de Ceuta había sido por méritos propios. A mí esta dedicatoria me llena de orgullo.

P.- A lo largo de su carrera ha tenido varios entrenadores. ¿Ha sido Casimiro Benavente el técnico que más le ha marcado?


R.- Era un gran entrenador. Recuerdo que en un partido, en Mallorca, teníamos a todo el público en contra y enfurecido por la que se había liado en el partido de ida en el Alfonso Murube. Benavente en el vestuario antes de saltar al terreno de juego nos dijo que él iba a salir el primero, para que cuando saliéramos nosotros, la afición rival ya no tuviera fuerzas para gritarnos. Y así fue, salió el primero y aguantó estoicamente el chaparrón. Fue un entrenador extraordinario, pero he tenido muchos, y de todos he aprendido.

P.- ¿En que ha cambiado el fútbol de antes con respecto al de ahora?


R.- Ahora se juega de forma más directa. Nosotros jugábamos con cinco delanteros, pero cada uno tenía su misión en función de sus cualidades, y todos nos ayudábamos. El que tenía más calidad tenía que jugar para el que más corría, y el que menos calidad tenía para el que era más técnico. A mí me gusta el fútbol de antes porque llegábamos a puerta setenta veces, mientras que ahora hay partidos en los que apenas se crean oportunidades. Cuando yo jugaba en el Badajoz, en Tercera División, además de nuestro sueldo y las primas por ganar, nos daban cien pesetas por gol que marcáramos. Y dio resultado porque los partidos acababan con goleadas por seis, siete u ocho tantos.

P.- ¿Cómo ve actualmente a la afición?


R.- Creo que el equipo necesita más apoyo. Estamos todo el partido callados y estos no es bueno. Antes, los domingos ibas al fútbol o al cine, y había más gente joven en las gradas. Ahora tienen otros alicientes, pero creo que hace falta que la afición apoye más, y que acuda más gente joven al campo. Yo no estoy de acuerdo con lo que ocurre actualmente en el Murube. A un jugador de qué le sirve que le animen cuando marca un gol. Ese apoyo hay que demostrárselo durante el partido para darle la moral y fuerza suficiente para que marque.

P.- ¿Qué opina del público cuando se manifiesta durante el partido?


R.-Y tampoco estoy de acuerdo con las críticas o gritos durante el partido. Aunque el resultado sea negativo o el equipo no esté jugando bien, hay que apoyarlo, y cuando el árbitro pite el final gritar todo lo que se quiera y mostrar el enfado. Pero después del partido, y no durante el mismo.

P.- ¿Envidia algo del fútbol actual que le hubiera gustado tener en su etapa como futbolista?


R.- Ahora ves a los equipos con sus camisetas, sus chandals, sus botas… Nosotros estábamos muy limitados en lo que a material se refiere. Y los terrenos de juego son una maravilla. Nuestro campo estaba mal, pero he jugado en auténticos patatales. Era imposible jugar tocando el balón. Y otra cosa que me llama mucho la atención es cuando veo a algunos jugadores sacar un córner y el balón llega sin fuerza. Nosotros jugábamos con un balón de material que cuando se mojaba pesaba muchísimo.

P.- En ocasiones se valora más a los jugadores que llegan de la Península que a los de la cantera. ¿Se sentía arropado por la afición ceutí?


R.- Durante algunos años fui el único jugador de la plantilla que era de Ceuta, y esto suponía que cuando había algún problema de otro compañero me lo achacaban a mí. Yo era muy ‘Guti’, y he tenido muchos enfrentamientos con el público, pero también me he sentido querido por la afición. Yo siempre he sido el mismo, y el fútbol no me hizo cambiar. Hasta los sesenta y cinco años he vivido en Hadú, y los vecinos de la zona me conocen como he sido siempre.

P.- El tren de Primera División pasó muy cerca de usted como jugador del Atlético de Ceuta, pero no fue la única…

R.- Se fijaron en mí dos grandes equipos: Real Madrid y Atlético de Madrid. Estaba Zárraga de secretario técnico y fue a verme a varios partidos, pero al final no me llamaron. El Atlético de Madrid también me estuvo siguiendo, pero por aquel entonces no era algo que me obsesionaba. Me dedicaba a jugar, y después me llegaban noticias de que me estaban observando el Madrid, el Atlético o el Sevilla.

P.- ¿Se veía capacitado para jugar en Primera División?


R.- Por mis cualidades, hubiese sido mejor jugador en Primera que en segunda División. Esta categoría era muy dura, y se daban muchos palos. A mí me hubiera gustado haber jugado alguna vez en Primera División. Modestamente, creo que lo hubiera bien.

P.- Los años más importantes en la historia del Atlético de Ceuta coincidieron con la etapa como presidente de José Benoliel. A su juicio, ¿ha sido el mejor dirigente que ha tenido el fútbol de Ceuta?


R.- Claramente digo que sí. He tenido muy presidentes y muy buenos entrenadores, pero José Benoliel era un presidente que sentía los colores. Hay un momento que no se me olvida. Fue en Alicante. Yo lo he visto llorar sentado en la canasta de la ropa. Era un señor que sentía los colores del club.

P.- El Atlético de Ceuta, por su historia, es uno de los clubes más importantes del fútbol ceutí. ¿Qué le parece que un equipo, con un pasado tan importante, ni siquiera esté compitiendo?


R.- Es una pena que, con lo que ha sido este club, esté prácticamente desaparecido. Me da pena porque lo he vivido. Actualmente ya no hay nadie dispuesto a arriesgar su dinero. Debía haber una persona que se decidiera a resucitar al Atlético de Ceuta o la Sociedad Deportiva Ceuta. Cada uno en su época fueron los dos primeros equipos de la ciudad, y jugaron en Segunda División. Allí militaron grandes jugadores. Yo todavía me acuerdo de aquella célebre delantera del Ceuta formada por Urdiales, Guerrero, Natalio, Martínez y Pedrín, que ascendieron en los años 50 a Segunda División.

P.- El apellido Anta siempre ha estado ligado al fútbol de Ceuta…


R.- Es muy curioso porque casi todo el mundo en Ceuta me conoce como Paquito Anta, pero me llamo Francisco Fernández Garrido. Lo de Anta, viene desde que yo era pequeño. Me quedé huérfano cuando tenía cinco años, y me acogieron mis tíos. Me criaron, y me siento muy orgulloso de que me conozcan como Anta. En mi familia ha habido varios futbolistas, y hasta un árbitro.
 

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