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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE MAYO DE 2010

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 17

Creo haber dicho en repetidas ocasiones lo bien que me cae Pablo Ferreras Guerra. Así que no tengo el menor inconveniente en redoblar el tambor. Y él lo sabe. Por tal motivo, cuando coincidimos en sitio que solemos frecuentar, nos ponemos a charlar de manera desinhibida. Porque Pablo, a pesar de su juventud, es persona madura a quien uno puede exponerle con claridad asuntos que a primera vista parecen enrevesados. Pablo es un empresario que ha obtenido ya éxitos más que estimables. Los que le hacen ser ambicioso. Y está en su derecho. Pero también es cierto que debe contener a veces sus deseos irrefrenables de crecer en otros aspectos. Pues lo que más le sobra a Pablo, además de cualidades, es tiempo. Dada su rabiosa juventud. Hoy, en plena conversación, he tenido a bien recordarle la suerte que tiene de contar con amigos que en momentos difíciles para él han sabido estar a la altura de las circunstancias exigidas por sus problemas. Aunque sólo fuera por ello, PFG debería no haber actuado a la ligera en algo que yo le recordé.

MARTES. 18

Fue el 18 de marzo pasado, en el Salón de Actos del llamado pomposamente Palacio Autonómico, cuando asistí a una conferencia dada por Antonio Fernández Naveiro, notario de esta ciudad, sobre el tema “Papeles que fueron vida”. Y le dediqué una columna para tratar de agradecerle lo mucho que me había divertido con su forma de expresarse. Como hombre vital que me pareció, he aquí uno de los párrafos de aquel escrito: “Nuestro notario transmite optimismo y alegría al expresarse. Su cultura aflora como si tal cosa. Es conversador ameno. Y su vitalidad está revestida de un humor aldeano que luce al amparo de una existencia rica en tratos personales de quien se siente querido por sus amigos y respetado por sus conocidos”. Pues bien, hoy, encontrándome yo en un restaurante, se me acercó don Antonio a darme las gracias a la par que alegaba no haberlo hecho antes por problemas con mi número telefónico. Pero hete aquí que yo, despistado como nunca antes lo había estado, no me acordaba de él. Ni de lo que me estaba diciendo. Pues lo había confundido con otra persona. Hasta que de repente caí en la cuenta de que era don Antonio Fernández Naveiro, notario de esta ciudad, y conferenciante de altos vuelos. Y le pedí, cómo no, las disculpas correspondientes.

MIÉRCOLES. 19

Decido tomar el aperitivo, un día más, en el Hotel Parador La Muralla. Donde me siguen atendiendo sus empleados como siempre: de manera extraordinaria. Y cuando estaba recordando épocas pasadas en el famoso ‘Rincón’ de la barra, se acercaron a saludarme Fernando Jover y Enrique Ávila: director y secretario de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Ceuta. Y nos pusimos a pegar la hebra. Como mandan los cánones. A la tarea de charlar se sumó también Pedro Fernández, el director del establecimiento. De quien me toca decir por enésima vez que es un tipo tan encantador como fiable en todos los sentidos. Un día habré de dedicarle una columna a este señor que suele estar siempre en su sitio dando clases de buenas maneras con una sencillez pasmosa. A lo que iba, que aproveché la ocasión para darles la tabarra a Fernando y a Enrique acerca de un asunto que a mí me interesaba que ellos conocieran. Y supieron aguantarme a pie firme. Así que se han ganado con creces el derecho a que yo acepte la invitación que me hicieron para que les visite una tarde en el edificio de la universidad.

JUEVES. 20

Mario Fernández Román llegó un día a Ceuta, procedente de Algeciras, y entró a formar parte de las reuniones que mantenemos en el Hotel Tryp a la hora del aperitivo. Mario ofrece Frío Industrial. Y creo que a la empresa se la conoce por el nombre de Unitermia. En realidad, a mí lo que me interesa es destacar el comportamiento de Mario en las tertulias que se improvisan en el establecimiento hostelero. En las que se distingue no sólo por ser buen conversador sino también porque evidencia una inmejorable disposición para saber escuchar a los demás. Mario, a la chita callando, se ha ganado al afecto de cuantos llevamos mucho tiempo acudiendo a la cafetería del Tryp. Y buena prueba de ello es que los días que le toca trabajar en la ciudad acude puntualmente a la cita con nosotros. En ocasiones, le agrada sobremanera que yo le recuerde pasajes de mi vida de cuando fui entrenador del Algeciras. En una época en la cual él tenía 3 años. Y es que Mario acaba de cumplir 39.

VIERNES. 21

Hace ya varios meses, me presentaron a Enrique Marín. Y allá que nos pusimos a charlar de cosas variadas para terminar hablando de fútbol por los codos. Y pude darme cuenta de que su madridismo tan acendrado como el mío, no le impedía reconocer los muchos errores que la directiva madridista viene cometiendo. Como tampoco era partidario de dar su visto bueno a esa sobreprotección que la prensa deportiva madrileña le dispensa tanto a Casillas como a Xabi Alonso. Enrique Marín es aparejador de la empresa Africana Contratas y Construcciones SL, de Ceuta. Hoy nos hemos encontrado en la Feria de la Construcción y no hemos tenido el menor inconveniente en volver a trabar conversación. Y, nuevamente, me ha vuelto a demostrar que chanela de fútbol. Amén de ser un tipo afable, sencillo, y que se lo pasa en grande pegando la hebra. Y a mí me toca dar cuenta del hecho.

SÁBADO. 22

El lugar se llama Arroyo de las Colmenas. Y en él existen varios negocios. Negocios que, de un tiempo a esta parte, están siendo visitados por los cacos nocturnos. De modo que sus propietarios están tan trinantes como preocupados. Nunca antes, a pesar de que jamás fue sitio que mereciera atención por parte de las autoridades, los robos se habían convertido en algo habitual. Hablo con el encargado de un almacén y me dice que rara es la noche en la cual los ladrones no consiguen llevarse mercancías. Y, claro, ha cundido la alarma. El encargado lo achaca a que antes había un vecino, dueño de una especie de chatarrería, que en cuanto veía movimientos sospechosos llamaba a la policía. Pero que el vecino ya no está. Y ya aprovecha la ocasión para contarme que el lugar está abandonado en todos los sentidos: carente de luces, sin asfaltar, y con escasez de accesos. En relación con los vigilantes nocturnos, su opinión es que no consiguen realizar bien la tarea. Y no se explica las causas. En fin, que aquí queda registrada la petición de ayuda de los propietarios de los negocios existentes en el lugar llamado Arroyo de las Colmenas.
 

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