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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

El toro “Ratón” tiene más fans que Zetaparo
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Eso es evidente. Porque “Ratón” el toro sanguinario, en sus intervenciones profesionales, ya contabiliza un muerto e innumerables heridos. Desde luego y desde el punto de vista de la mojigatería imperante, ese astado es “muy” políticamente incorrecto. Llega el festejo popular donde, el Alcalde, ha conseguido cubrir el elevado caché que solicita el altivo manager de “Ratón”, el pueblo enloquece, se anuncia a bombo y platillo la gala del artista, el público acude en avalancha para contemplar la actuación, cámaras de video en ristre para tratar de vender las imágenes a algún programa tipo “Impacto total”, tiririii…

Emoción inenarrable ¡Y aparece “Ratón”! el gentío enloquece “¡Viva Ratón!” El astado hace gala de los instintos de un gato rabiando, se escupe en las pezuñas, eriza el rabo y se lanza a cornear a todo el que se precie, cornada por aquí, pateo por allá, si hay una tarima la escala para tratar de finiquitar a los que se encuentran en lo alto, la multitud brama de júbilo cada vez que un mozo resulta lesionado y si , el artista, le mete a uno el cuerno hasta las trancas resuena un ¡Oohhh…! De horrorizado embeleso y luego la ovación. Cuanta más sangre y más descalabrados más aplauden. Aplauden hasta el punto de que, para recordar cuando un político mereció aplausos tan sonoros hay que retroceder lustros y lustros. De hecho, no guardo en la memoria mitin alguno donde los asistentes rozaran el paroxismo y la exaltación total. Nada que ver con la tibia corrección de los actos de Rajoy o de Zetaparo, realmente, para conseguir tamaño entusiasmo sería conveniente que los pelotilleros que hacen de “asesores de imagen” se plantearan con seriedad la idea filosófica y cartesiana de, inmediatamente antes de los mítines, ofrecer a los asistentes un botellón. Quiero decir solo botellón, con bebidas gratuitas, el que quiera emporrarse o empastillarse que se lo traiga de su casa y así se animan ¿Qué preguntan? ¿Qué si darían también gratis agua mineral de Solán de Cabras para los pastilleros? No. Rotundamente no. Pero tampoco hay que cortar el agua de los servicios porque eso es jugar sucio. ¿Qué si estoy indicando que para aguantar un acto político, con sus correctas mentiras, elegantes falsedades, críticas medianamente airadas de las mentiras y voz de pito para destacar las falsedades, siempre desde la más acrisolada educación, hay que ir borracho o empastilláo? ¡Yo no he dicho eso! Solo he remarcado cómo, para conseguir los alaridos de entusiasmo que provoca el sanguinario “Ratón” con sus feroces correrías, los políticos no tienen más remedio que montar un botellón preliminar para que el personal vaya “tan agustito” agradecido por las libaciones de gorra y dispuestos a divertirse y a liarla, aunque hable Pepiño Blanco que es más aburrido que aprenderse de memoria el almanaque Zaragozano.

En esas condiciones, capaz es de salir Zetaparo y la gente recibirle tocando palmas por bulerías. Y que la inexpresiva Cospedal suelte el correctísimo discurso con tono de maestra Ciruela y el público aúlle con delirio porque, uno de los que siempre colocan detrás para salir en la tele aplaudiendo, azuzado por el estado etílico, se ha puesto a bailar el himno del PP con coreografía de Belén Esteban para justificar los traspiés y el desmadejamiento.

De hecho ¿Por qué el inefable Arriola no asesora a Rajoy para que contrate a “Ratón” como fin de mitin? ¿Se figuran? Años y años de “centrada” distinción, rigor expositivo y ni una salida de tono que contabilizar, para comprender que, la irrupción del bravo “Ratón” en el escenario del mitin y el consiguiente lío del Montepío, conseguirían más votos en un cuarto de hora que los remilgados dirigentes hablando durante un año. ¿Se figuran al Camps embestido por el “Ratón”? El atildado valenciano esquivando a la furia con cuernos y trepando por los mástiles de las banderas con el elegantísimo traje a medida hecho unos zorros y Alberto Ruiz Gallardón encaramado al atril invocando al espíritu de Polanco y Esperanza quitándose la chaqueta para amagar unas verónicas y encandilar a los aficionados. ¡Culminación apoteósica!.

¿Por qué se quejan ahora? ¿Qué tanto la izquierda pijoprogre como el centroderecha abominan del populismo? Eso es mentira. Bien que, cada vez que tocan elecciones, se pirran por hacerse la “afoto” con un niño en brazos y recorrer los mercados saludando a los pescaderos, ya saben, sensación de cercanía, astutísimo marketing made in Arriola, ese enorme imaginativo que prefiere que, sus jefes, abracen a tiernos infantes o se hagan la foto étnica antes que verles acuclillados a la vera de un yonki todo hecho polvo para interesarse por si, ese día, ha conseguido dinero para la paquetilla.

¿Lo ven? Nadie tiembla de emoción ante un político, pero todos adoramos a “Ratón” y nos indigna un poco el que esté tan crecido que aplaza sus apariciones estelares : tan solo seis al año. Y haciéndose rogar. Hasta el punto de que los científicos babean por clonar al campeón y crear una estirpe de “incorrectos políticos” para la posteridad. Curioso. “Ratón” no es solidario. Ni tolerante. Ni pacifista. Ni antisistema. Al revés, le encanta el sistema y le encantan los festejos para cornear con violencia extrema y ponerse las botas alardeando de inimputabilidad. Se ve que es un toro bravo español. Y, los españoles, desconcertados y viendo peligrar nuestras raíces y nuestra identidad, nosotros, que estamos tan solos, vemos a “Ratón” y es como si se encendiera una bombilla en nuestro cerebro y nos abrumaran los recuerdos tatuados en el ADN.

No queremos más tertulias televisivas de encorbatados y marisabidillas, dale que te pego, diciendo siempre lo mismo. Vale, que aparezcan los políticos con la rueda de prensa, pero como glorioso colofón y representando a los electores que irrumpa “Ratón”. ¡Viva “Ratón”! ¡”Ratón” for president ¡.
 

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