El mil veces anunciado y nunca concretado final del
‘comercio atípico’ de Ceuta con Marruecos, como le llamamos
aquí, o del ‘contrabando’ a lomos de los porteadores, como
se refieren a él al otro lado de la frontera, no debe
preocupar sólo a las autoridades españolas para velar por la
economía ceutí. También a las marroquíes para consolidar el
incipiente desarrollo turístico de nuestro entorno
geográfico más próximo, cuya capacidad de atracción depende
en buena medida de los productos de Ceuta.
La comercialización de artículos procedentes de la ciudad
autónoma de Ceuta juega “un papel fundamental” en la
promoción turística de la península tingitana, esto es, de
las wilayas de Tánger y Tetuán, en el mercado interior del
país vecino. Esta es una de las conclusiones más llamativas,
desde la óptica local, de la tesis doctoral ‘El turismo
interno en la península tingitana: Una aproximación al
análisis de la demanda y sus efectos económicos’, firmada
por El Haddadi Hassan para el departamento de Geografía
Humana de la Universidad de Granada (UGR) bajo la dirección
del profesor Victoriano Guarnido.
En ella, el autor constata que “una estancia prolongada en
la costa tetuaní o en el resto de la zona de estudio da
lugar siempre a muchas visitas a Fnideq [Castillejos] y a
veces hasta a Ceuta para la compra de aparatos
electrodomésticos, ropa, comida...”.
Lo describe, muy gráficamente, uno de los turistas
entrevistados, procedente de Fez, para la elaboración del
estudio: “Para mí”, dice, “visitar el Norte es como estar en
Europa, la vida, la población, las costumbres, son
diferentes y es una ocasión para hacer la compra de muchos
artículos que no se pueden encontrar en el sur, productos
extranjeros de buena marca y de buen precio”, entre otras
cosas porque no paga aranceles al atravesar el Tarajal.
Y no se gastan poco. De acuerdo con las investigaciones de
Hassan los marroquíes desembolsan una media de 208 dirhams
(unos veinte euros) por hogar y día de vacaciones a la
adquisición de souvenirs.
Dicha media oscila, también a favor de esta zona, en función
“de la situación económica y el destino turístico”. Así, un
maestro, un cuadro medio de la Administración del Reino
alauita, un técnico o un profesional liberal reservan entre
el 24,7% y el 37,3% de todo su presupuesto disponible para
comprar.
Por zonas, en el Sur del país el gasto turístico se destina
fundamentalmente a ocio; en el Norte, a compras, “algo que
encuentra su significado en que los turistas en este destino
aprovechan las vacaciones para comprar los artículos
procedentes de Ceuta”.
La tesis dibuja el perfil del turista medio que llega a
nuestro entorno geográfico como “una persona joven, con
estudios universitarios, que pertenece al grupo social
moderno medio y procede de Casablanca, Rabat, Fez, Meknes,
Tánger y Tetuán”.
Su gasto medio por persona y día asciende a 185 dirhams y
que se va con una “elevada satisfacción”.
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