La asociación que lucha por la dignidad de las mujeres y los
niños en Ceuta, DIGMUN, ha clausurado sus talleres de
prensa, alfabetización y aprendizaje del español con más de
un centenar de mujeres transfronterizas y ceutíes, cifra que
se ha triplicado en los últimos años. Todos los programas
han continuado pese al recorte presupuestario gracias a la
labor de las voluntarias, advertía la presidenta de la
oenegé.
Han pasado de 20 a 100 alumnas aunque otras 50 han
permanecido en listas de esperas a lo largo del año. Pese a
ello, la crisis ha llegado a todos los rincones de la ciudad
traducida en recortes de subvenciones que en algunos casos
se han podido controlar gracias a la labor humanitaria.
Este ha sido el caso de la asociación ceutí que lucha por la
dignidad de las mujeres y los niños, DIGMUN, que ha visto
triplicar su atención a mujeres transfronterizas y ceutíes
en los últimos años y que ha podido mantener sus cursos y
talleres gracias al voluntariado, tal y como destacó la
presidente de la oenegé, Maribel Lorente. Mujeres de
Marruecos o residentes en Ceuta, que trabajan, llevan las
riendas del hogar, el cuidado de los hijos y, aún así,
buscan el espacio necesario para mirar por su educación.
“Viven una situación de desprotección muy grande y con un
plano económico que juega en desventaja con respecto a las
demás que vivimos en Ceuta. Y no hay ninguna institución en
la ciudad que les de la cobertura que ellas requieren y
realmente, en un estado de derecho como el que vivimos, la
educación y la sanidad son factores principales. Es muy
triste que una mujer venga a pedir cobertura educativa y le
tengamos que decir que no tenemos sitio”, apuntó Lorente.
DIGMUN comenzó su andadura hace cinco años, dedicándose en
exclusiva a las mujeres que requerían atención educativa o
social aunque sus líneas de actuación han variado mucho,
comenzando por la educación, pasando por la sanidad, la
perspectiva de género o la orientación laboral.
Colectivo más desfavorecido de la ciudad, mujeres que viven
y trabajan en Ceuta sin tener legalizada su situación pero
necesitan el idioma para seguir. Y que, además, “son las que
están haciendo posible la conciliación de la vida laboral de
la mujer en la ciudad. Si estas mujeres dejaran de pasar o
las echaran de la ciudad, la inmensa mayoría de las ceutíes
nos quedaríamos sin ningún tipo de atención para conciliar
la vida laboral y familiar porque nuestros hijos y mayores
están en manos de ellas”, recalcó Maribel Lorente,
presidenta de DIGMUN.
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