Es el talante de las personas, y en el caso del que ha sido,
durante los casi cuatro meses últimos, entrenador del Ceuta,
se ha puesto de manifiesto, desde el primer instante, cuando
llegó para tratar de lograr el ascenso y ahora, no logrado
ese objetivo, en vez de sacar el ventilador, ha analizado
con frialdad y con su punto de vista lo que había y lo que
hay, mientras que lo que habrá lo deja para la actuación de
la directiva, la que haya.
Una despedida
La rueda de prensa, tras el partidillo frente al segundo
equipo del Ceuta, era la conclusión de más de tres meses
aquí en Ceuta, por parte de un técnico que llegó con ilusión
y tras haber vivido unas experiencias “atípicas” dice
“adiós” sin resentimiento, con gallardía y con la sensación
de haber hecho todo lo posible, aunque eso no se haya
traducido en triunfos y éxitos que muchos se hubieran
apuntado más que él.
Al preguntarle si la rueda de prensa era ya una despedida,
su respuesta lacónica nos indicaba que así era:”
Posiblemente, creo que para lo contrario se tienen que dar
unas circunstancias no probables”.
Era la clara exposición de lo que hay en un Ceuta que abrirá
un nuevo proyecto, esperemos que más acertado que el actual.
Faltaron detalles
Es como interpreta José Diego Pastelero la situación en la
que quedó el Ceuta, y entre esos detalles está el hecho de
“haber faltado ser un equipo competitivo”, porque él hablaba
de individualidades, de buenos jugadores, pero no de equipo.
Esa falta de ser equipo es lo que hizo que las aspiraciones
fueran sobre el papel, únicamente, no sobre el terreno de
juego.
Y, obviamente, habrá que marcar el futuro, un futuro que él,
con la sensación de saber estar en el sitio que le
corresponde, nos remitía a que “lo marcarán los dirigentes y
el entrenador del próximo año”. ¡¡Qué Dios nos coja
confesados, si no hay cambios!!.
Él, con todo, sí que dejó muy claro que para la directiva,
no para fuera, ya había dejado marcado su parecer de lo que
se podría y tendría que hacer, pero no iba a ser él, como
nunca lo fue, el que diera “tres cuartos al pregonero”.
También aquí estuvo en su sitio.
Buen recuerdo de Ceuta
No podía ser de otra forma y el que no se hayan logrado los
objetivos principales no le ha llevado al ya “ex técnico” a
renegar de nada de lo que encontró aquí, todo lo contrario,
él se va “nada contento con resultados y clasificación”, sin
embargo sí que recordará las buenas relaciones con mucha
gente que ha conocido y con quienes mantuvo buen tono,
prensa incluida, aun así “el objetivo no se ha logrado”.
Y si no se ha logrado ese objetivo ha sido, también, en
parte, por “el entorno y su falta de tranquilidad”. Un
mensaje que ya sabe, muy bien, quien debe descifrarlo, y
también los de ese entorno, que conocen como el técnico o
como yo “el mal que hay dentro y que hay que extirpar de
raíz”.
Rendimiento de los jugadores
Él sabe que son los jugadores los que tienen que marcar
goles. Él sabe que si los jugadores están en un ambiente
tenso, el rendimiento no es el mismo y para eso, cuando
habla de buenos jugadores, pero no de equipo, marca con
fuerza:” Hay jugadores que no rindieron porque han tenido
cosas negativas en torno a ellos”.
Lo que no terminó de decir es si esos casos negativos eran
sólo por ciertas presiones desde dentro, o si, también,
porque para algunos de ellos “la noche ceutí era demasiado
alegre y los entrenamientos, luego, se hacían demasiado
duros”.
Con todo ahí quedaron sus palabras y que las interpreten
dentro, o incluso, también, desde la propia Ciudad, por si
eso lleva a tomar un rumbo diferente.
Mensaje cifrado
Se insistía en eso del entorno, por si había más claridad,
pero el ya ex técnico acercaba la situación y todos lo hemos
entendido, espero que aquel o aquellos a los que se dirigía,
también, sepan descifrarlo: “El entorno hace nacer todo lo
demás, especialmente lo más cercano ..., a los jugadores hay
que defenderlos a capa y espada, como a los propios hijos”.
Algo había fallado, pues, y terminaba en: “A los hijos se
los puede reñir en casa, pero fuera...”.
Afortunadamente, estas palabras ya las conocíamos, por otros
caminos, desde hace tiempo, y es bueno que desde dentro se
haya podido ratificar lo que sabíamos desde mucho antes de
llegar a Ceuta el técnico José Diego Pastelero, con lo que
queda claro que no ha sido él quien nos ha comentado jamás
nada, porque tanto él como nosotros sabemos diferenciar lo
profesional de la amistad. ¿De acuerdo, Don ...?.
Ahora lo que hace falta es que, cuando menos, se sepan
aprovechar las líneas que les han marcado y si vuelven a
contar con él ya saben que una parte del camino está
recorrido y que lo conocen las dos partes, especialmente eso
de :”la defensa al jugador”. Ese es el camino, la vía de los
chivatos es otra, como en días sucesivos iremos analizando.
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