Un político honrado es uno que
cuando le compran permanece comprado. Es decir, que se calla
y traga todo lo que haya de tragar. Por lo que la gente no
tiene el menor inconveniente en airear que el noventa por
ciento de los políticos son corruptos.
La política es el arte de elegir entre lo desastroso y lo
insípido. (John K. Galbraith). Los ceutíes llevan
mucho tiempo votando por lo segundo. Que es la mejor manera
de votar por una historia prefabricada y que nos hace pensar
que vivimos en el país de las maravillas.
En ocasiones, no entiendo por qué hay personas que se meten
con el Gobierno presidido por Juan Vivas, cuando no
ha hecho nada. Y es entonces cuando me da por salir en
defensa de él. Aunque en el empeño me gane la ira de quienes
piensan que festejarle se debe a que soy maleable. Menos mal
que hasta ahora no se ha sabido que me he comprado una finca
a costa de los presupuestos locales.
Juan Vivas es el presidente ideal. Y aunque no lo fuera,
teniendo como tiene el voto de la mayoría, sería
contraproducente ponerse en su contra. Ya que el pueblo es
sabio y llevarle la contraria es exponerse a ser sometido a
prácticas inquisitoriales. ¡Menudo es el pueblo! Si nos
pudiera hablar Esquilache...
Es lo que le digo a un tipo que se pone en jarras, en plan
flamenco, para pedirme que cuente la parte negativa del
presidente. Y amén de decirle que yo desconozco que el
presidente tenga muertos en el armario..., le invito a que
sea él quien me vaya narrando los trapos sucios de los que
habla, aceptando a la grabadora cual testigo. Y, claro, se
raja. Se jiña. Así como suena de malamente.
Defender al presidente de la Ciudad me ha costado muchos
disgustos. Enormes disgustos. Y, desde luego, me he ganado
innumerables enemigos. De los que no puedo presumir. Ya que
por más que me empeño no encuentro ni siquiera tres que sean
inteligentes.
Con lo cual me siento un ser desgraciado. Alguien que llora
por los rincones no ser víctima de ataques imaginativos.
Repletos de un humorismo que me hiciera enrojecer por
dorarle la píldora a Juan Vivas por sistema.
Esta mañana de jueves -yo escribo por la tarde-, me han
dicho en una tertulia improvisada, que le diga al
presidente, por no ser sospechoso de estar contra él, que
haga el favor de poner a alguien con personalidad, y grandes
conocimientos futbolísticos, al frente de la Asociación
Deportiva Ceuta.
Y he respondido, una vez más, que mis consejos se los pasa
el presidente por la... taleguilla. Que ninguna
recomendación por mi parte sería bien vista por él y, por
tanto, estaría mal atendida. Pero lo que no puedo negarme es
a notificar lo que la gente piensa. Porque para ese
menester, entre otros muchos, se ideó este espacio.
En fin, que en plena crisis, donde los parados son cada vez
más y los funcionarios miran de manera esquinada los
posibles recortes de los sueldos, muchísimos ceutíes viven
pendientes del futuro de la Asociación Deportiva Ceuta.
Por una razón muy sencilla: el fútbol es un deporte tan
grande como para paliar dificultades de todo tipo. Y al
presidente, que de tonto no tiene un pelo, le convendría
acertar en lo que debe acertar. Al buen entendedor...
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