Hemos comprobando desde hace unos
meses la cantidad de quejas, principalmente por parte de las
entidades sindicales, que se vienen sucediendo contra la
Sanidad Pública en Ceuta y, especialmente, contra sus
dirigentes Jesús Lopera, director provincial del Instituto
General de la Saludad y Juan Carlos Querol, director gerente
de Atención Primaria. Y nos parece incongruente que tales
protestas se dirijan de contínuo hacia dos profesionales,
ceutíes de nacimiento, de reconocido prestigio entre la
clase médica y beneficiarios de la Seguridad Social que,
estimamos, cumplen con sus cometidos a plena satisfacción de
sus superiores, como bien ha quedado demostrado con las
declaraciones del Delegado del Gobierno en las que expresaba
su apoyo a estos dos licenciados por sus gestiones al frente
de los departamentos citados.
Todo viene a cuento, estimamos nosotros, a que no se dan las
circunstancias deseadas por los sindicatos principalmente de
cubrimiento de plantillas de personal cuestión que ha
quedado aclarada en la reciente visita a nuestra ciudad de
la directora general del organismo gestor Sara Pupato en la
que dio cuenta de la auditoría que sirvió de base para el
plan de mejora bianual y en la que negó que la Atención
Primaria en Ceuta padezca ninguna sobrecarga asistencial,
apuntando la falta de planificación de la actividad
programada en beneficio de las consultas y de la atención de
la demanda.
La auditoria interna a que nos referimos, encargada por el
Ingesa, tenemos entendido que ha sido realizada por
entidades privadas, o sea, no se han obtenido datos
directamente de los servicios que pudieran estar interesados
en unos resultados favorables acorde con la responsable
gestión de los citados profesionales, quedando claro,
también, que los Centros de Salud de Ceuta “tienen una
estructura suficiente y adecuada para desarrollar las
funciones, con algún elemento de mejora”, que “la población
adscrita a cada profesional en términos generales es la
adecuada” y que los “ratios por tarjeta profesional se
ajustan a la media del Sistema Nacional de Salud”. Es decir:
que no existe sobrecarga asistencial.
Hay que reconocer, de todas formas, que los Servicios de
Urgencia se encuentran masificados y que son muchos los
ciudadanos que ante una emergencia sanitaria personal o de
algún familiar tienen que recurrir a la paciencia antes de
que puedan ser atendidos. Pero ello, nos preguntamos, ¿tiene
que ser imputable a ninguno de estos dos profesionales que
hemos mencionado, cuando conocemos de sus ímprobos esfuerzos
por disponer de mas medios, tanto personales como
materiales, con que lograr una Sanidad aceptable en nuestra
Ciudad?. ¿No es lógico, también, que se reconozca la labor
desarrollada por los mismos, en unión, claro está, de todo
el personal (facultativo, auxiliar y de otros servicios)
para la puesta en marcha de las nuevas instalaciones
hospitalarias de las que hoy disfrutamos los beneficiarios
de la Seguridad Social, sin detrimento de la asistencia
durante el traslado de enfermos hospitalizados en el antiguo
centro de la Cruz Roja?.
Señores: dicen que la “ciencia del médico es un tesoro común
al que todo el mundo debe acudir en sus necesidades” y en
Ceuta, por los motivos de todos conocidos, se debe atender a
una población flotante que aumenta las estadísticas de
asistencias aun cuando los titulares de tarjeta sanitaria
tengan que soportar, en algunos casos, largas esperas para
su asistencia médica. Pero lanzamos otra pregunta: ¿no se
dan estas mismas circunstancias en residencias sanitarias de
Cádiz, Málaga o Madrid?. De todas formas hay que reconocer
que la Sanidad Oficial ha prosperado, aun cuando quedan
cuestiones por resolver. Y que no es imputable a dos
excelentes profesionales, los doctores Lopera y Querol, las
deficiencias que pudieran darse. Es una “enfermedad” (nos
referimos a la falta de equipamiento o de personal) que
aqueja a toda la colectividad española y que las autoridades
tanto nacionales como autonómicas o locales son las que
tienen el encargo de combatirla. Los problemas de la Sanidad
Ceutí, por tanto, es nuestro criterio, y así dejamos
constancia de ello, no deben ser imputables a ni a Jesús
Lopera ni a Juan Carlos Querol.
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