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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 19 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

La primavera, la sangre altera
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Qué quieren que les diga? El título de este artículo no es, en absoluto, original, pero, como supongo que comparto con ustedes el afán reivindicativo por “lo nuestro”, no puedo sustraerme al embrujo de los dichos y refranes de nuestra preciosa lengua española. Que es la mejor para rezar, vale. Y también para cantar “El novio de la muerte”, de acuerdo. Y que, para los yoghis españoles, en lugar del Sa-Ta-Na- Ra-Ma o el OM que se pronuncia uommm… nuestro mantra favorito es el que dice “La Virgen del Rocío, no es obra humana. Que bajó de los cielos, una mañana. Eso sería, para ser Reina y Madre de Andalucía” y lo recitamos para vaciar la mente, aprovechar el prana, que para eso es gratis y llegar a un estado de paz total. ¿Qué dicen? ¿Que, en mi barriada, con más de la mitad de los vecinos en el “paro del ladrillo” utilizan el idioma que acarició Mio Cid para cagarse en la última bocaná de los muertos de quienes nos han llevado a esta ruina? Bueno, seamos conciliadores, nuestro español es como el chicle de goma, que se estira y estira, porque está más vivo que las penurias que está pasando el pueblo ¡Y esas sí que están vivitas y coleando!.

Además, tras quince borrascas desde noviembre hasta la fecha, andamos como andamos, despavoridos, estragaítos y plenamente conscientes de que, aunque lo diga una vidente en Tele 5 en el Sálvame de Luxe, el desdichado Julián Muñoz no es el único que anda embrujado por la macumba que le manda hacer la Pantoja, sino que también a nuestra España le han echado un mal de ojo. Todos los que nos gobiernan son gafes y están ahítos de mal vagío; a más de una ministra se le está poniendo cara de mutante y el personal anda descompuesto por aquello de las profecías bíblicas sobre el Anticristo. Para servidora que, mejor que llamar a los grandes economistas, sería infinitamente más ventajoso contratar a ese cura español con gafas que es el único exorcista acreditado del país y ponerle en la puerta del Congreso a cantar gori-goris y rociar a todo quisque con el agüilla del hisopo para espantar al Maligno. Y les garantizo que, más de uno y más de veintiuno, saldrían echando leches y atufando a azufre.

¿Qué murmuran con la lividez retratada en sus rostros? ¿Que dice la profecía que “Los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la Luz”? De acuerdo, entonces hay que descartar el entronque directo con el Mal, porque “estos de ahora” de listos tienen poco y como diría Antonio Burgos la mayoría han pasado del fracaso escolar y la mediocridad más lastimosa al coche oficial, así que, de inteligencia diabólica es de lo que menos pueden fardar, ni diabólica ni de ningún otro tipo. Pero el mal fario que arrastran es innegable, han jodido hasta la meteorología, borrasca va, borrasca viene, lluvia por aquí, inundación por allá, turismo al garete y son tan sombríos que, después de querer prohibir nuestros crucifijos, quieren prohibir ¡hasta los chiringuitos! ¿Cabe mayor degeneración y oscuridad que la que supone privarnos del pescaíto a pie de playa, dejar en la calle a miles de camareros, arruinar a las pequeñas empresas y espantar al turistéo?.

Definitivamente y por mucho que altere la sangre la astenia primaveral, lo que nos acelera y nos pone al borde de un faratute es que, cuando lleguen los nuestros, van a tener que gastarse un perraje en curas y en inciensos para limpiar lo que estos han enfangado y dale que te pego con las novenas y las invocaciones, Vírgenes para arriba, Santos para abajo y ¡vengan misas! Para espantar el yuyu que nos han metido. Así que, esperemos que, en estos días, al igual que decimos lo de “la primavera la sangre altera” por tradición, añadamos por convicción “… y el PP las elecciones acelera”. ¡Toma ya!.
 

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