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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 19 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Dicen, los que entienden, que más vale prevenir que curar. Por eso cuando uno está enfermo debe ir con toda urgencia al médico y no esperar a que la enfermedad, sin ponerle remedio alguno, siga avanzando pues al final trae malas consecuencias y daños irreparables a los que nos se les puede dar solución.

Hace más de dos años que se conocía que la enfermedad que padecía el enfermo, y al que había que poner en tratamiento de la forma más rápida, pero sus familiares más cercanos, a pesar de conocer en la situación critica en la que se encontraba negaban, una y otra vez, tal situación.

Es más, siempre decían lo mismo, para que se enterasen los vecinos del pueblo que, cada día, se notaba una mejoría en el enfermo, mientras le enfermo cada vez se encontraba peor de su enfermedad.

Incomprensible la actitud de sus familiares que sabiendo, el estado critico del enfermo se negaban, una y otra vez, a quererlo reconocer, engañándose no sólo ellos mismos, si no al resto del pueblo que constantemente repetía, por activa y por pasiva, a sus familiares que había que llevar al enfermo, a ser atendido para evitar males mayores, y que su enfermedad se fuese agravando por momentos.

Pero por más que los entendidos de los vecinos les pusieran en aviso, dos años antes, de que había que tomar medida para curar al enfermo, se mantenían en sus treces alegando, una y otra vez, que el enfermo cada día estaba e incluso empezaba a dar pequeños paseos, asomándose a la ventana y viendo ponerse los árboles con sus ramas verdes.

Los vecinos basaban sus conocimientos de que el enfermo no mejoraba en que se había producido en otro país un caso como el que se padecía, no hacía mucho tiempo en otros enfermos a los que, al final, hubo de acudirse a los mejores especialistas alemanes y franceses, para que les hicieran de forma urgente una transfusión de sangre que les devolviera a su estado antes de caer enfermo con el consejo médico, por supuesto, de que tenían que tomar medida, que acompañaran al tratamiento para poder acabar con la enfermedad.

Seguían insistiendo, entre ese enfermo que dicen los vecinos y el nuestro hay una gran diferencia, el nuestro está más sano que una pera. Así que olvidaros de que vamos a ponerle tratamiento alguno porque, en realidad, no lo necesita.

El tiempo vino ha darle la razón a los vecinos que habían avisado, dos antes, de que existía ese enfermo al que había que ponerle tratamiento urgentemente.

Se seguía negando la enfermedad, por activa y por pasiva, incluso se llamaba a los vecinos alarmistas y cuatro cosas más. Pero como la mentira tiene las patas my cortas, los grandes médicos especialistas en la enfermedad, alemanes, franceses y americanos, avisaron a los que, constantemente negaban la enfermedad, que le ponían urgentemente el tratamiento debido, al enfermo, o este entraría en la UVI, de la que sería muy difícil que volviera a salir. Manos a la obra, con dos años desperdiciados por las constantes negativas. ¡¡Pobre enfermo!!
 

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