La temporada que acaba de finalizar puede considerarse como
un auténtico fracaso y ha colmado la paciencia de muchos
aficionados. La AD Ceuta por méritos propios no ha logrado
clasificarse para la fase de ascenso y querer culpar al CEDD
de su ausencia en estas eliminatorias es no querer ver la
auténtica realidad de lo ocurrido.
La imagen ofrecida durante esta campaña por el cuadro
presidido por Felipe Escane, que cuenta con un presupuesto
altísimo, ha sido lamentable y al final se ha recogido lo
que se merece, estar ausente de la lucha por el ascenso.
Sopesando la continuidad
Según informa el club de forma oficial, “la junta directiva
de la Asociación Deportiva Ceuta una vez finalizada la
competición en la presente temporada, actualmente se
encuentra analizando la situación económico-deportiva del
club y las perspectivas para la próxima campaña de cara a
adoptar una decisión sobre su continuidad al frente de la
entidad, lo que anunciará en una rueda de prensa que será
convocada en breve.”
Y es que con sólo una fase de ascenso en cuatro temporadas
(sólo se acertó el año que los directivos no se metieron a
técnicos y le dieron libertad a José Enrique Díaz para
confeccionar el equipo) se puede decir que el proyecto de la
junta directiva de Felipe Escane está agotado.
En este periodo de tiempo se han gastado más de siete
millones de euros y han pasado un total de dos directores
deportivos, cinco entrenadores (Carlos Orúe en la 06-07,
Quintero y Benigno en la 07-08, Benigno y Orúe en la 08-09 y
Orúe y Pastelero en la 09-10) y más de cincuenta futbolistas
sin haber logrado los objetivos.
La afición desilusionada
Los hechos acontecidos en estas temporadas han llevado la
desilusión a los aficionados ceutíes, que han visto como su
equipo se quedaba fuera de los play off de ascenso por
cuarta vez en los últimos cinco años, perdiendo la confianza
en el proyecto deportivo de Felipe Escane.
Una afición muy quemada y que va a ser difícil de recuperar
para próximas campañas, a no ser que llegue un auténtico
revulsivo que pueda volver a movilizarla.
Tanto es así que un grupo de aficionado ha confirmado a este
medio su intención de comenzar en breve una campaña de
recogida de firmas para solicitar la marcha de los actuales
dirigentes del club blanco.
Temporada llena de despropósitos
La temporada arranca mal desde el principio. Se elige a un
director deportivo, Fernando Abad, que no ha desarrollado
esta labor en ningún equipo al que ha pertenecido y que sólo
le avala su amistad con Cecilio Castillo. Poco aval para
dejar en sus manos la construcción de un equipo con un gran
presupuesto y que se puede aprovechar de la crisis del resto
de equipos. La directiva de Escane se ha acostumbrado a que
todo el dinero lo ponga la Ciudad y no buscarse la vida como
en otros sitios.
Abad, por motivos de salud, desaparece de escena a
principios de pretemporada. Ni se le ha visto por Ceuta ni
se le espera, pero desde el club se vende que colabora con
la entidad. ¿Ha realizado él la contratación de los
jugadores? ¿Ha cobrado?. ¿Tenía buena sintonía a la hora de
fichar jugadores con Carlos Orúe?. En la última de las
pregunta nos consta que no.
Poco se ha sabido de su gestión, pero tiene similitud con lo
ocurrido la temporada anterior con José Enrique Díaz, que
tras discutir públicamente con Benigno Sánchez se le dio
vacaciones y nunca más se supo de él, aunque cobró hasta el
último euro y la verdad que su contrato era más alto que
mucho de los jugadores de aquella plantilla o la actual.
Primer error grave de esta directiva pero no el último, pues
cada decisión que ha ido tomando ha sido negativa, dando una
muestra de incompetencia total en asuntos en los que con un
poco de claridad se hubiese podido actuar en beneficio de
una entidad que ha vuelto a desilusionar.
El tema de los porteros ha sido otro error que hay que
escribir en mayúsculas. Lledó el portero propietario de la
portería en los dos últimos años no es renovado por
solicitar cobrar lo mismo que venía recibiendo en esas dos
campañas.
Por el contrario se contrata incluso durante la temporada a
cuatro porteros que han dejado mucho que desear. Manu
Taranilla tuvo que abandonar el equipo por problemas
personales, Ramón no ha estado al nivel de un equipo que
aspira a todo, Ponzo se rió del Ceuta y de su directiva,
cobró y se fue cuando le dio la gana, tras una nefasta
negociación de los dirigentes blancos. Bonis demostró que
Abad, si es el que hacía los fichajes, o el que tomase su
puesto, sabía de que va este invento.
Podría hablarse de otros fichajes que han dejado con el culo
al aire a los dirigentes blancos como Sanlúcar, Portela,
Vázquez, Postigo, Modeste, Parada, etc…
A todo esto hay que unirle que durante la segunda vuelta se
tuvo a jugadores como Pepe Martínez, Pedro Díaz y Sanlúcar
en la grada, cobrando sin jugar. La gestión fue negativa,
pues antes de fichar hay que buscarle equipos a los que no
se quieren tener en la plantilla. Está claro que cuando se
tira con pólvora ajena da lo mismo tener a tres jugadores en
la grada. Y todavía peor, se dejó una ficha libre que no se
ha utilizado, algo que un equipo aspirante no se puede
permitir.
Llega el turno al cambio de entrenador. Con el mercado de
invierno cerrado y con el equipo en la quinta posición se
decide destituir a Carlos Orúe. El gaditano se marcha con el
equipo con 41 puntos y con una media de 1’7 puntos por
partido. Se contrata a Pastelero que había salido por la
puerta de atrás del Melilla. Su fichaje desmotiva a una
afición que no estaba de acuerdo con Orúe pero pedía un
técnico que les motivase. El extremeño está claro que no era
ese hombre. Sus números empeoran a los de Carlos Orúe.
En definitiva, una temporada nefasta, en un grupo donde sólo
habían cinco equipos y en el que el Ceuta estaba obligado a
estar luchando por el título.
Con un presupuesto muy alto, más de dos millones de euros,
no se ha sabido confeccionar un plantilla competitiva con
jugadores que venían de vuelta o que en ningún momento su
caché estaba a la altura del presupuesto ceutí.
Y todo se ha querido tapar con el tema de la reclamación del
jugador del Polideportivo Ejido pero la realidad es que el
cuadro caballa ha fracasado una vez más. El Ceuta no ha
merecido estar luchando por el ascenso y el asunto de la
reclamación puede tener o no sentido, pero la realidad es
que el equipo en el campo sólo ha sumado 61 puntos en 38
jornadas y con esa puntuación tampoco se hubiese clasificado
en las últimas cuatro campañas, en las que el cuarto puesto
se conquistó con 64 y 69.
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“Un fracaso”, según Felipe Escane
Cuatro temporadas después, la
actual directiva cierra un periodo de gestión deportiva en
la que la desilusión no sólo ha supuesto el resultado final
del último ejercicio liguero, sino que se ha traducido en un
rotundo fracaso. No lo digo yo, lo adelanto el propio Felipe
Escane, actual presidente del primer equipo de la ciudad,
quien se anticipó a asegurar que el hecho de no ‘meterse’ en
los Play Off supondría “un fracaso”. O sea, que reconoció
anticipadamente lo que efectivamente ha resultado ser.
Con una afición ya aletargada y sin ilusión, lo difícil es
reengancharla para la causa desde el ‘patronaje’ de quien no
ha sabido en cuatro cursos ligueros adecuar los intereses
del club al gasto-inversión pública realizada desde el
propio Gobierno de la Ciudad en el bien entendido interés de
que el fútbol es el deporte con mayor repercusión mediática
de los conocidos en el olimpo deportivo. Es hora,
efectivamente de hacer balances y comprender hasta donde
llega la capacidad. Hacer todo lo que se puede por capacidad
es digno, sin embargo hacer más de lo que por capacidad se
puede es temerario.
Es cierto que las actuales circunstancias necesitan de un
cambio. Si de verdad se apuesta por introducir al Ceuta en
el lugar donde la ciudad se merece, es decir, en la División
de Plata del fútbol español, dentro de la Liga de Fútbol
Profesional, con todo lo que ello implica de repercusión, ha
de cambiarse el rumbo. Queda meridianamente claro que el
camino que se sigue no lleva a ninguna parte. Sólo se hace
camino sobre terreno valdío, se abona sobre campo estéril y
es tiempo ya de que se fijen unas coordenadas distintas a
las que le acompañen nuevas ilusiones.
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