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OPINIÓN - MARTES, 18 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Volvemos con los sindicatos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No quedaba completa, me parece a mí, la apreciación, con sus correspondientes preguntas que nos planteábamos hace muy pocos días, en esta misma columna, sobre la falta de unidad sindical y lo que eso representa para los trabajadores, a los que dicen representar.

Y en nuestra propia columna terminábamos con una afirmación que alguien, desde algún sindicato, nos puede rebatir, pero que es una realidad auténtica, el que la política y la vida sindical son una mala compañía para emprender un viaje que termine con éxito.

Con lo cual llegábamos, también, a una conclusión irrebatible, la falta de independencia de los sindicatos, al tener que depender, esta es la cuestión, del mundo de la política: subvenciones o ayudas del tipo que sean, pero que les dejan como deudores.

Esta doble apreciación nos tiene que llevar a una pregunta más que no sé con qué ojos se verá desde el mundo sindical, al preguntarnos si los sindicatos cuentan con el respaldo de los trabajadores, en toda su extensión.

Creo que podrían contar, pero ya no cuentan, porque los auténticos problemas, ni los sindicatos de clase, ni los demás sindicatos, han sabido solucionar, y cada día que pasa los solucionan menos.

Llevamos casi cuatro meses viendo, aquí en Ceuta, como una serie de personas, todos los días, a media mañana, recorren el trayecto que hay desde la Plaza de los Reyes a la Plaza de África, o a la inversa y el problema que esas personas tenían en febrero lo siguen teniendo hoy, con la particularidad de que muchos, decepcionados por la falta de operatividad, han dejado de salir ya, y el grupo está cada vez más reducido

Y hay más, ahora, con la que está cayendo, con una coyuntura complicada, de verdad, aparece el fantasma de una huelga general. No lo entiendo y si en los sindicatos hay cordura, podrían adoptar otro tipo de acciones, pero una huelga general terminaría de romper las mínimas estructuras viables, que ahora mismo están en pie. Eso, a mí me parece, que sería algo incomprensible e inaceptable.

Si los sindicatos tuvieran credibilidad, la casi totalidad de los trabajadores los tendrían en consideración y estarían afiliados, pero ¿Se puede saber cuantos afiliados tiene hoy cualquiera de los sindicatos de clase, en Ceuta?. Y he citado los que “más bulto hacen”, con lo que queda claro que al no tener afiliados que paguen sus cuotas, tienen que depender de los políticos y con ello les tendrán que hacer el “caldo gordo” en los momentos y en las circunstancias que debieran estar apoyando a los trabajadores.

Llegamos, por tanto, a una situación que tendrá que darse, pero sabiendo negociar, y no precisamente por una gratificación, esto es, tal como están las cosas, un pacto serio entre sindicatos y Gobierno sería el elemento básico para ayudar a salir de la situación, sin que perdieran los que trabajan o quieren trabajar.

Pero un pacto no implica ni una sumisión, ni recibir de antemano una subvención, sino una negociación en algo que repercuta, directamente, en la mejor situación del trabajador, en su estabilidad y en la no pérdida de su poder adquisitivo. Todo lo demás son simples falacias y propaganda de papel mojado.

Llegados a esto, y sin ningún tipo de pudor, llega el momento de una figura que aparece en los sindicatos y que es, desde cualquier perspectiva que se mire, la tara hereditaria y biológica que viene marcando el mundo sindical, los liberados. De ellos hablaremos otro día.
 

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