Abandonar mascotas en la calle puede resultar un gesto de
consecuencias onerosas. Según la Asociación Protectora de
Animales, la Ciudad ha llegado a imponer hasta 3.000 euros
de multa por esta conducta. El problema para erradicar esta
práctica es que muchos animales son abandonados sin el
microchip que permite localizar a sus dueños.
El abandono de animales en la vía pública constituye una
práctica cada vez más perseguida y ha motivado ya multas de
hasta 3.000 euros por parte de la Ciudad Autónoma, según
informó a este periódico la Asociación Protectora de
Animales.
Tal y como continuaron desde la entidad, las denuncias
cursadas por la asociación ante el Departamento de Sanidad
Animal dieron lugar durante el pasado año 2009 a seis
expedientes, dos ya concluidos y el resto en trámite.
De estos seis expedientes, cuatro se corresponden con cuatro
perros que fueron abandonados a las puertas del albergue de
la Protectora con microchip, lo que facilita la localización
de sus dueños. Los otros dos expedientes responden a gatos
abandonados con el microchip.
En lo que se lleva de 2010, de momento la Protectora sólo ha
cursado una denuncia por el abandono de una perra en la
calle, no en el albergue, por lo que la entidad se puso en
contacto con la Policía Local pero el dueño, a pesar de que
el animal portaba el microchip, no se personaron a dar
cuenta de ello, así que existe una sanción en trámite.
Con todo, este volumen de expedientes no refleja el total de
animales abandonados que han motivado una denuncia de la
Protectora, sólo los que portan microchip y, por tanto,
permiten la localización del dueño y la correspondiente
sanción. “Sin microchip encontramos abandonados seis u ocho
gatos semana sí y semana no”, apuntó la veterinaria de la
asociación, Gabriela Larrea, lo que ocurre es que en estos
casos los animales pasan a la perrera municipal.
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Abandonos producidos para ahorrarse los ochenta euros de
coste de la eutanasia
El abandono de animales a las
puertas del albergue que gestiona la Asociación Protectora
de Animales de Ceuta tiene muy a menudo una motivación
económica: ahorrarse el coste de la eutanasia, pues muy a
menudo se habla de especímenes que se encuentran en un
estado de salud muy deteriorado o de muy avanzada edad.
Sacrificar un animal de manera indolora tiene un coste de
ochenta euros que algunos propietarios no están dispuestos a
asumir, los que les lleva a optar por la estratagema de
amarrar al animal a las puertas del albergue de la
Protectora. De esta manera, la entidad asume el coste de la
eutanasia pero no sólo eso, también el disgusto que les
supone tener que sacrificar un animal. En todo caso, la
veterinaria Gabriela Larrea subrayó que la eutanasia sólo se
aplica en caso de envejecimiento aparejado a patologías
graves y nunca a la mera falta de espacio en el albergue
para darle acogimiento. Además de los abandonos de animales,
Sanidad Animal tiene abierto numerosos expedientes por la
posesión de perros potencialmente peligrosos. Sin embargo,
el destino de estos animales es gestionado en exclusiva por
la perrera municipal y nunca por la Asociación Protectora.
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