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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE MAYO DE 2010

 
OPINIÓN / CEUTA AYER

Estrella de África: una cerveza ‘made in Ceuta’

Por Antonio Martín


Su sabor era inconfundible y exclusivo. La mítica cerveza ‘La Estrella de África’ o ‘Africa Star’ era un producto 100% ceutí, caracterizado por su calidad. Es por ello, por lo que la fábrica de cerveza, ubicada en la zona del Tarajal –donde actualmente se encuentra el Polígono Industrial ‘La Chimenea’- alcanzó un destacado nivel en el sector industrial cervecero, comercializando sus productos en Ceuta, Melilla y exportándolo a Marruecos y otros países extranjeros. La empresa ‘La Estrella de África S.A’ invirtió más de sesenta millones de las antiguas pesetas en la construcción y puesta en marcha de la fábrica. Disponía de los últimos medios tecnológicos y una capacidad para producir anualmente 200.000 hectolitros y el embotellado de 5000 envases por hora, pero la independencia de Marruecos, y por tanto la finalización del Protectorado Español motivó un importante cambio en las intenciones iniciales, al reducirse el mercado. Pese a todo, su producción ascendía a 50.000 hectolitros por año. Durante más de tres décadas fue el buque insignia de la industria ceutí, que con el paso de los años ha ido desapareciendo.

Obras

El 30 de marzo de 1955 tenía lugar el acto de bendición de los terrenos donde iría ubicada la fábrica. Al mismo, acudieron las primeras autoridades civiles y militares de la ciudad, que a su llegada fueron recibidos por el Consejo de Administración de la empresa, formado por el presidente Ignacio Coll; el vicepresidente, Demetrio Canceller Segura –ex ministro de Industria y Comercio-; los consejeros Alfredo Mahou de la Fuente, Francisco Terredia Junquera, Ernesto Weil, José María Codoniu Pallise, Eusebio Sanz Coll y Pablo Furriols Arderuis; y los gerentes Luís Puigjaner, Miguel Bosch y Alberto Mursolas.

El obispo de la Diócesis, Isidro Conde Conde, bendijo los terrenos, comenzando de modo oficial las obras de construcción de la nueva fábrica. Una vez finalizado el acto el salón del Trono del Palacio Municipal acogía una copa de vino español ofrecida por la empresa.

Inauguración

Apenas dos años después del inicio de las obras, el 23 de marzo de 1957, se producía la inauguración oficial de la fábrica de cerveza. De nuevo, los miembros del Consejo de Administración eran los encargados de recibir a las puertas del edificio a las autoridades. El acto fue presidido por el teniente general Alfredo Galera, gobernador general de los Territorios de Soberanía. En la sala de cocción se celebraba el acto de inauguración. Previamente el vicario general de la Diócesis, Isidro Conde Conde, bendecía el edificio. Posteriormente tomaba la palabra Ignacio Coll Castell, presidente del Consejo de Administración de ‘La Estrella de África S.A.’ , quien destacó la inversión económica realizada a la hora de dotar a la fábrica de los últimos medios técnicos, lo que suponía –dijo- que fuera la “mejor en España” y estuviera “a la altura de las mejores del extranjero”. Por su parte, el consejero y ex ministro de Industria y Comercio, Demetrio Canceller destacaba lo que para Ceuta y su economía podía significar la implantación de una industria cervecera, subrayando el importante capital invertido en un sector en el que, decía, “no hay privilegios” aludiendo a las exigencias que la propia empresa se iba a imponer al objeto de “perfeccionar el producto final” con vistas a “ofrecer el mejor servicio al cliente”.

Después de la intervención de Demetrio Canceller, se dirigió a los asistentes el presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación. José María Baeza Huesca echaba una vista atrás y recordaba el avance de la economía local en las últimas décadas, citando el inicio de la construcción del puerto en el año 1912, y la evolución experimentada en la ciudad hasta llegar a contar con unas instalaciones industriales que “nadie creía podía hacerse en Ceuta”, por lo que afirmaba que “podemos estar orgullosos de ello”. El turno de intervenciones lo concluyó el gobernador general de los Territorios de Soberanía, quien una vez finalizado el acto y acompañado por los máximos dirigentes de la empresa, recorrió las instalaciones, recibiendo la oportuna explicación de su funcionamiento por parte de los técnicos en cada uno de los departamentos. Tras la visita firmó en el libro de oro, reflejando en el mismo lo siguiente: “Es mi orgullo, como español y gobernador general de las Plaza de Soberanía, desear muchos éxitos a esta incomparable empresa”.

Instalaciones

El emblemático edificio con su característica silueta constaba de nueve pisos. En la planta baja, entre otros departamentos, estaban situados los silos, donde se almacenaba la materia prima; la sala de calderas; el taller mecánico; la sala de máquinas y los hangares en los que se almacenaba la cerveza producida.

En la planta subterránea se encontraban los pozos de agua de los que se surtía la fábrica y una inmensa galería de tuberías por las que discurría la salmuela (agua con sal a -5 grados) que permitía mantener fría la cerveza que reposaba en las bodegas.

En la primera planta fue ubicada la sala de cocción; el laboratorio o la sala de tonelería en la que se construían de manera artesanal los barriles de madera hasta que posteriormente comenzaron a utilizarse los actuales barriles. También cabe destacar la sala de botellería, en la cual se embotellaba la cerveza después de un arduo proceso que se iniciaba con el lavado de los envases, continuaba con la esterilización de los mismos, debía superar un control de calidad antes del embotellado, y concluía con el taponado. En los primeros años el proceso de lavado era manual, por lo que se requería un importante número de trabajadores que fue disminuyendo con el paso de los años coincidiendo con la automatización del proceso. En la segunda planta se producía la fermentación. Los molinos se encontraban en el cuarto nivel. Varios almacenes, la sala de purificado, las oficinas y otros numerosos departamentos completaban las nueve plantas. Junto al edificio se encontraba otro elemento característico de la fábrica: la chimenea.

Problemas

En febrero de 1992, la empresa ‘La Estrella de África’ comienza a plantear la posibilidad de cesar la elaboración de cerveza y cerrar las puertas de la fábrica, poniendo fin a treinta y cinco años de producción. La decisión aún no estaba adoptada en firme, pero la dirección reconocía que la empresa venía cosechando pérdidas en los últimos años de forma consecutiva, por lo que los resultados económicos obligaban a buscar una solución. En 1989 el déficit ascendió a 2,4 millones de las antiguas pesetas; al año siguiente fue de 0,3 millones; y en el año 1991 las pérdidas aumentaron considerablemente hasta alcanzar los 16 millones de pesetas. Uno de los motivos que habían provocado esta situación financiera había sido, según ‘La Estrella de África’, la supresión del buque ‘Rosita Rey’ que con carácter semanal transportaba cerveza desde el puerto de Ceuta hasta el de Melilla, cerrándose de este modo un importante mercado con la ciudad hermana, en la que también se encontraba muy arraigada esta mítica cerveza. Por tanto, la producción se limitaba al consumo local. La intención era la de solicitar la regulación de empleo para sus cuarenta trabajadores.

Cuando la empresa parecía abocada a un cierre irremediable, a finales del mes de marzo la Junta de Accionistas concedía una prórroga de seis meses antes de adoptar una decisión sobre el futuro de la empresa. El objetivo era reflotar la situación económica en este periodo de tiempo para evitar el cierre definitivo. El estado financiero de la empresa conllevaba una falta de inversión en la renovación de los equipos industriales, que poco a poco iban deteriorándose. Pese a todo, se apostaba por esta prórroga de seis meses en un intento por salvar la empresa. La medida adoptada también incluía la solicitud ante la Dirección Provincial de Trabajo de la aplicación de una regulación de empleo parcial, que afectaría a unos veinticinco trabajadores. Desde la dirección de la empresa se lamentaban del poco interés mostrado por las autoridades gubernamentales de la época por conocer la situación de la empresa u ofrecer alternativas que evitaran su desaparición. El número de empleados había descendido considerablemente en los últimos tiempos, por lo que las esperanzas de mantener abierta una de las pocas industrias que todavía permanecían en la ciudad se iban agotando, hasta que en el mes de octubre cesó la producción de cerveza. La empresa, antes del cierre definitivo, barajó la posibilidad de una reconversión: La intención era comercializar los productos del Grupo Damm, sociedad a la que pertenecía ‘La Estrella de África S.A.’, pero finalmente esta opción no fructificó, y la fábrica de cerveza cerraba sus puertas, poniendo punto y final al que era el buque insignia de la industria ceutí.

Demolición

El 13 de mayo de 1994, dos años después de su cierre, el emblemático edificio de la fábrica de cerveza era demolido, llevándose consigo treinta y cinco años de historia. La empresa Volconsa fue la encargada de la demolición, en la que se utilizaron 200 kilos de dinamita plástica –Goma 2- y 1500 detonadores. En cuestión de segundos el lugar quedaba envuelto en una intensa nube de polvo que escondía los escombros en los que había sido convertido el inmueble. Sin embargo, la chimenea no fue destruida, permaneciendo intacta algún tiempo, hasta que finalmente también fue eliminada, desapareciendo de este modo el último símbolo de la fábrica. Concluía una etapa, pero se iniciaba otra nueva en el sector empresarial de la ciudad, puesto que en el solar donde estaba ubicada la industria cervecera se construiría posteriormente el actual polígono industrial, al que se le denominó ‘La Chimenea’, en honor a tan característico símbolo que durante casi cuatro décadas formó parte del paisaje en la zona del Tarajal.

Testimonio

Miguel López aún recuerda aquella antigua fábrica de cerveza y lo que significaba para los ceutíes. Guarda muy buenos recuerdos de una empresa que formó parte de su vida. De hecho, entró a trabajar como aspirante a administrativo cuando contaba con tan sólo quince años. Fue testigo no solamente de los inicios de la industria, sino también de sus últimos momentos. En el año 1992 cuando ‘La Estrella de África S.A.’ decidía clausurar su actividad, desempeñaba el cargo de apoderado. En el recuerdo mil y una vivencias en una empresa que “era un símbolo para todos los ceutíes”, explica Miguel López quien, antes del cierre definitivo de la fábrica, grabó en video el interior de sus instalaciones. Unas imágenes –un auténtico tesoro- que también recogen el momento de la demolición del edificio, y que aún le provocan cierta emoción cuando las visiona: “Han pasado casi veinte años, pero no puedo evitar emocionarme. Todavía me acuerdo de todos los buenos compañeros y amigos. Entre todos juntos hicimos la Estrella de África”. Guarda un muy buen recuerdo de todos ellos, especialmente de Jorge Sabater, al que “estoy profundamente agradecido”, matiza.

Para Miguel López, el sabor de la cerveza ‘Africa Star’ era especial: “Era un producto caballa, algo tan nuestro que tenía un sabor diferente. Los peninsulares se quedaban asombrados”. Pero, ¿dónde estaba la clave de ese sabor único?. Miguel López, no lo duda: “En la calidad de la materia prima, porque se adquiría en diferentes lugares del mundo, siempre en los mejores y esto hacía que la cerveza no sólo destacara por su sabor sino también por su calidad”.

La empresa concedía diariamente a los trabajadores un litro de cerveza. “Las botellas llevaban inscritas la numeración de cada trabajador, y en la vitrina recogíamos antes de salir nuestro litro de cerveza”, rememora López, que también recuerda las numerosas visitas guiadas que se producían por las instalaciones de la fábrica por parte de cientos de escolares que presenciaban ‘in situ’ la elaboración y embotellado de la cerveza. Despertaba tanto interés que en una ocasión, explica Miguel López, “visitaron la fábrica los jugadores del Athletic de Bilbao. Iban a jugar contra el Ceuta, y solicitaron visitar la fábrica”.

Cualquier material relacionado con la cerveza ‘África Star’ supone un objeto muy preciado por los coleccionistas. Banderines, chapas o etiquetas son actualmente comercializadas a través de Internet, aunque el producto estrella son las botellas, por las que se llegan solicitar importantes cantidades.

La cerveza ‘África Star’ o ‘La Estrella de África’ despertaba la admiración de todo aquel que la bebía. Su calidad hacía de ella, una cerveza irrepetible. Una cerveza ‘made in’ Ceuta.
 

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