Los Centros de Orientación Familiar (COF) tienen como
finalidad prioritaria el atender a las familias con
dificultades de convivencia, ayudándoles a conseguir una
relación matrimonial y familiar equilibrada.
Tienen una línea de actuación educativa o de prevención, en
la que proporcionan formación y asesoramiento a las familias
para desarrollar sus funciones, sobre todo en las etapas de
transición: noviazgo, boda, nacimientos, escuela,
adolescencia, emancipación, nido vacío, ancianos, etc. Una
segunda línea terapéutica, más específica, se realiza
mediante entrevistas personales y sesiones confidenciales,
con parejas o familias necesitadas de ayuda profesional por
alteraciones o desajustes, crisis profundas o rupturas y
fracasos. También se trata la reestructuración del sistema
familiar y la adaptación y acomodación a nuevas situaciones.
Desde hace algunos años, los COF han abierto un nuevo campo
de actuación con la dedicación a la Mediación, para aquellas
parejas que han decidido romper definitivamente su
convivencia. Un profesional, imparcial y neutral, les ayuda
a conseguir, para la nueva etapa, acuerdos satisfactorios
para todo el sistema familiar, preferentemente para los
hijos.
Todos los años, los distintos C.O.F. del Sur de España,
publican una Memoria del ejercicio anterior, que recoge sus
principales actividades durante ese periodo, y una
estadística de los casos tratados en las entrevistas de
ayuda realizadas.
Del estudio de esa estadística se desprende las dificultades
que con mayor frecuencia presentan las familias que acudían
a estos centros, para mantener una buena convivencia.
Tradicionalmente, la mayor dificultad se derivaba de una
mala relación de la pareja motivada, generalmente, por el
desconocimiento de una forma de comunicación adecuada. Otras
dificultades que solían aparecer, aunque en menor grado,
eran la convivencia con los hijos, motivos psicológicos,
separación y divorcio, dependencias familiares, adicciones,
etc.
Durante los pasados años, los problemas de convivencia con
los hijos, especialmente los adolescentes y cada vea más
frecuentemente los preadolescentes, han ido ganando
posiciones hasta llegar al último año en que han superado
claramente a todos los demás.
La preponderancia de los problemas de relación padres-hijos,
y la correspondiente repercusión en la armonía del sistema
familiar, ha sido la gran novedad que aparece reflejada en
casi todas las estadísticas y que creo merece una reflexión
en profundidad por parte de los adultos. Qué hemos hecho mal
-familiar y socialmente- y a partir de ahí buscar fórmulas
de corregir, en lo posible, esta situación.
En otra ocasión podremos analizar todo esto más
detalladamente. De momento les dejo esto para su reflexión.
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