Durante su intervención en la I Jornada de Cáncer de Mama,
el director del Plan Oncológico Andaluz, Enrique Alonso
Redondo, habló al auditorio de los modelos organizativos y
la unidad de mama que la comunidad andaluza implantó a
través de este proyecto de 5 años y que ahora cumple su
segunda edición. Uno de los servicios de los que carece la
ciudad para la atención del cáncer de mama es la
radioterapia, por ello, el experto entiende que esta
prestación “muy costosa” se implanta en aquellos centros
donde se da un alto volumen de pacientes que Ceuta no
ostenta. Sin embargo, su puesta en marcha en el hospital
ceutí sería posible si se incluyese el tratamiento a mujeres
marroquíes para incrementar las cifras.
Pregunta.- ¿Bajo qué directrices se rige el II Plan
Oncológico Andaluz que usted dirige?
Respuesta.- Lo que pretende es aunar esfuerzos para que
todas aquellas actividades relacionadas con la patología
oncológica vayan en la misma dirección y no se desperdicien
esfuerzos ni malogren recursos. Es difícil en una comunidad
tan grande como la andaluza que dispone de más de 33
hospitales y más de ocho millones de habitantes con una
dispersión geográfica que es la más extensa de España. Pero
tenemos recursos y mecanismos para que esto pueda ocurrir.
Afortunadamente, los indicadores de eficacia en tratamientos
y resultados son equiparables al contexto general del país.
P.- ¿Qué duración tiene dicho plan?, ¿qué resultados se han
obtenido hasta el momento?
R.- Este es el segundo plan y cada uno dura cinco años. El
primero estuvo enfocado a la organización del sistema
sanitario en función de la oncología, y supuso la
redefinición de las arquitecturas de los hospitales en la
creación de unidades clínicas de gestión y unidades
funcionales de oncología. Todo ello ha permitido que el
tratamiento sea multidisciplinario, que es lo que hoy en día
funciona. El segundo plan asegura, continuando esta línea,
la unión de servicios de tal manera que se crean unidades de
atención oncológica donde están integrados todos los
especialistas que manejan la patología. Ello unido a un plan
de recursos para adecuar las dotaciones de unidades y
hospitales de día a los estándares europeos.
P.- Pese a la insistencia en la prevención y detección
precoz, ¿se mantiene la esperanza de que pueda haber una
cura universal a todos los cánceres?
R.- El cáncer es consustancial con la vida y, además,
podemos decir que más de la mitad de los cánceres son
inducidos por nosotros mismos, por nuestras formas de vida y
hábitos de conducta o alimentación. Probablemente si
fuéramos conscientes de lo que hacemos y de cómo cuidarnos,
reduciríamos de forma drástica la aparición de esta
enfermedad. Pero es algo consustancial, sobre todo en el
envejecimiento, y nunca desaparecerá aunque lo sí intentamos
ahora es controlar la enfermedad y en aquellos casos donde
no se puede controlar, intentar cronificarla para intentar
que el paciente y la enfermedad se lleven bien durante mucho
tiempo.
P.- ¿La aceptación de la enfermedad, a nivel social, ha
permitido que se pueda investigar más?
R.- Pues sí. En los últimos diez años, se ha incrementado en
15 puntos la supervivencia en el cáncer de mama y desde el
año 1992, hay un incremento progresivo de los porcentajes de
supervivencia. Y eso se debe a la mejora de los tratamientos
y los procedimientos que tratan a los pacientes. Además de
los programas de diagnóstico precoz ya que se detectan más
cánceres pero fallecen menos personas.
P.- Uno de los problemas de Ceuta es que no cuenta con los
medios suficientes para algunas pacientes a las que se les
detecta el cáncer...
R.- El tratamiento oncológico lleva tres grandes pilares: el
quirúrgico, que se hace en este hospital; el médico, con
quimioterapia, que también se realiza en Ceuta y otra parte,
es el tratamiento físico con la radioterapia.
Desgraciadamente, montar un servicio de radioterapia es muy
caro, necesita muchos recursos y un volumen suficiente de
enfermos para poder justificar ese gasto. El que genera
Ceuta, probablemente no justifique técnicamente esto, y sea
más eficiente la derivación de los pacientes aunque, para
ello, sea más costoso personalmente. La única forma de
evitarlo sería generando aquí un servicio que no sólo
atendiese a las pacientes de Ceuta sino también a las
pacientes de Marruecos, entonces sería suficiente.
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