Los alumnos que quieran cursar una carrera militar en la
Escala de Oficiales de los Cuerpos Generales y de Infantería
de Marina de los Ejércitos tendrán que asistir a 2.500 horas
lectivas más que cualquier otro estudiante universitario que
curse sus estudios en un centro no militar.
Así lo aseguró ayer el delegado de Defensa en Melilla, el
coronel Mario Ciércoles, que ha dado a conocer en rueda de
prensa los cambios que se van a producir en el acceso a la
Escala de Oficiales para el curso 2010-11. El primero de
esos cambios será la supresión de la oposición para el
ingreso, tal y como se conoce actualmente, mientras que el
segundo está relacionado con la integración de la enseñanza
de las Fuerzas Armadas (FAS) con la del sistema educativo
general.
Esto implica que se darán dos titulaciones a los aspirantes
a oficiales, una militar y otra de grado universitario de
ingeniería, algo similar a lo que sucede en algunos países
del entorno.
Según Ciércoles, los alumnos de esta enseñanza cursarán dos
planes de estudios, que requerirán la ejecución de 340
créditos, cien más que en el sistema educativo general. Para
conseguir esos créditos extra, los estudios de las FAS
durarán cinco cursos, uno más que en el sistema general, al
tiempo que cada curso contará con seis semanas más lectivas
con una “intensa tutorización” y con la obligatoriedad de
asistir a clases.
Los centros donde se impartirán estos estudios seguirán
siendo las Academias Generales de Zaragoza, Marín y San
Javier, que contarán con el respaldo de las Universidades de
Zaragoza, Vigo y Cartagena, que expedirán el título de
ingeniero a los alumnos a través de Centros Universitarios
de la Defensa, que contarán con estatutos y profesores de
esas universidades.
Para este año se han convocado 416 plazas entre los
Ejércitos y la Guardia Civil, que suponen el 150 por ciento
de los oficiales previstos, por lo que se asume que no todos
los que ingresen conseguirán finalizar el plan de estudio.
Para acceder a una de esas plazas, se realizará una serie de
exámenes para descartar a los “no aptos”, que abarcan una
prueba inglesa, una psicotécnica y de personalidad, un
reconocimiento médico y unas pruebas físicas que aseguren
una condición mínima.
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