Los 12.000 metros cuadrados de zona verde que posee Parque
Marítimo de Ceuta se han convertido en uno de los mayores
jardines botánicos del país, como se afanan en proclamar los
jardineros que lo cuidan. El recinto no ha sufrido este año
el embate del mar como consecuencia del temporal, que en
años anteriores ha remontado la escollera y ha anegado gran
parte de su hermosísimo césped.
Este año el temporal no ha hecho saltar al mar por encima de
la escollera y no anegado los hermosos jardines del Parque
Marítimo de Ceuta, 12.000 metros cuadrados de zonas verdes
que constituyen uno de los mayores tesoros botánicos del
país, como se jacta el jardinero José Luis de Miguel.
A las especies exóticas que dominan este hermoso jardín
botánico, se están incorporando ahora nuevas plantas de
temporada. Entre las especies exóticas se encuentra la
palmera kentia o el helecho milenario cycas. De temporada
abundan los geranios la impatiens Nueva Guinea, de la misma
familia que el laurel florido, que se mezclan con plantas
perennes como la hortensia. “Crecen casi todas porque el
clima de Ceuta es muy bueno para las especies exóticas”,
prosigue de Miguel.
La intención de los responsables de Parque Ceuta es crear
ahora recorridos botánicos por los seis jardines que
componen esta vasta zona verde emplazada en el corazón de
Ceuta. En este itinerario se podrán conocer especies como la
cycas circinalis, que se diferencia de la revoluta por ser
de hoja más grande; o si no, el árbol pándano, con raíces
aéreas y ramificaciones exageradas; o la caryota o cola de
pescado, así denominada por la peculiaridad de sus hojas; o
el agave americano, que se ramifica como brazos, se parece a
la pita cuando brota la flor, da su fruto y muere dando paso
a nuevas plantas. El parque también incluye plantas de
propiedades medicinales como la alohe, muy buena para el
tratamiento de la psoriasis. También existe una higuera que
brotó por sí sola y se dejó en el parque.
Los jardineros han tenido también mucho cuidado con la plaga
de escarabajos que ha afectado este año a la palmera
canaria. “Aquí no se puede hacer guerra biológica por la
variedad de insectos existentes y la imposibilidad de
controlar así todas las plagas. De esta manera, tenemos que
usar insectizidas, aunque yo soy muy enemigo de ellos”,
concluye De Miguel.
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