Imaginemos que el oftalmólogo le recomienda una intervención
quirúrgica debido a que está afectado de cataratas:
¿acudiría a una clínica para que lo operaran utilizando un
viejo bisturí o, por el contrario, desearía ser intervenido
con láser?
En educación seguimos utilizando el bisturí porque “así nos
enseñaron”, porque “con nosotros dio resultado”, porque “es
lo que hemos hecho siempre”, etc. Si preguntamos a los
docentes de Secundaria, por poner un ejemplo, qué
actuaciones educativas están resultando más exitosas en la
actualidad, un porcentaje elevadísimo no sabría responder.
¿Se imaginan a un médico que desconozca qué tratamiento está
dando los mejores resultados para lograr la curación de una
determinada enfermedad?
La sociedad del siglo XXI y, por ende, el alumnado, es
totalmente distinto al del siglo pasado, por lo que
actualmente no tiene sentido hablar de un modelo educativo
basado en la idea de que el profesor atesora el conocimiento
y que su función es la de transmitir saberes a sus alumnos.
Tampoco parece acorde con la sociedad de la información
creer en lo que se denomina “monopolización del conocimiento
experto” por parte de ciertos sectores, pues el aprendizaje
se produce en muchos contextos y en la interacción entre la
escuela, la familia y la comunidad.
Para dar respuesta a las necesidades reales de la sociedad
actual surgieron las denominadas ‘Comunidades de
Aprendizaje’, con la idea de favorecer la participación de
diferentes agentes educativos –madres, padres, antiguos
alumnos del centro, etc.- para lograr el éxito escolar de
todos los alumnos y alumnas, no sólo el de unos pocos. No se
trataba de que un padre policía diera una charla puntual, o
de que se creara una escuela de padres, o de que la abuela
de una alumna contara su experiencia en como emigrante en
otro país cuando en clase se estaban viendo los procesos
migratorios. El proyecto de Comunidades de Aprendizaje se
centra en la superación de desigualdades, en proporcionar a
todas las personas una educación de calidad que responda a
las necesidades de la sociedad actual, así como en
proporcionar a todas las personas la capacidad de diálogo y
crítica para la construcción de una sociedad igualitaria,
inclusiva, intercultural y solidaria.
Las Comunidades de Aprendizaje abogan por la participación
continuada y activa del entorno en el centro con la
formación de grupos interactivos, en los que varios adultos
comparten aula con los alumnos, para que ningún alumno o
alumna abandone el aula para asistir a clases de refuerzo,
compensatoria, inmersión lingüística, etc. Asimismo, las
Comunidades de Aprendizaje apuestan por la formación de
familiares, puesto que si se mejora la formación de las
familias se incrementa el aprendizaje de los niños y niñas
que conviven en ellas –algo que en nuestra ciudad sería muy
necesario, dado el alto porcentaje de analfabetismo de gran
parte de las familias del alumnado que soporta las tasas más
elevadas de fracaso escolar. Finalmente, las Comunidades de
Aprendizaje promueven un modelo comunitario de prevención de
conflictos.
En el Centro de Profesores y Recursos de Ceuta pensamos que
los sueños son posibles y que el éxito escolar también lo
es, por eso hemos decidido que sean Ramón Flecha, Sandra
Racionero y Núria Marín los que, de primera mano, nos
cuenten los fundamentos teóricos de esta manera de organizar
los centros escolares, así como los aspectos más prácticos
de este proyecto.
Durante los días 11 y 12 de mayo, en el IES Abyla,
comprobaremos que la utopía es tan inalcanzable como
motivadora y necesaria. ¿Para qué? Para caminar.
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