O eso es lo que parece que habrá,
de aquí a un año, en las próximas municipales en Ceuta.
Y es que, esta ciudad, después de haber tenido una serie de
bandazos incomprensibles, hasta finales de los años 90,
ahora, parece que, ha encontrado la estabilidad, al menos en
apariencia, y también en la realidad, con lo que pasan de
experimentos o de cambios que pueden volver a traer a algún
aventurero a la Plaza de África. Eso, de momento, hay que
descartarlo.
Veo en la prensa local las apreciaciones de un sondeo
llevado a cabo hace pocos días, sondeo que ha realizado la
empresa “Análisis e investigación” y, a un año vista, los
resultados no van a variar prácticamente nada respecto a los
que se dieron en las elecciones de mayo de 2007.
Viendo los números y con lo que ha caído, en estos tres años
ya, uno tiene que sentir preocupación por la poca
efectividad y el poco tirón que hay, tanto en la juventud
del PSOE, como en el grupo de Mohamed Alí, que ahora irá
unido al partido de Aróstegui.
Siendo sinceros y recorriendo la calle como la recorremos a
diario, no me extraña nada que Juan Vivas se mantenga ahí
arriba, sin perder terreno, a pesar de que son ya muchos
años en la Alcaldía y el poder desgasta. Pero él sabe
“vender”, perfectamente, todo lo que está haciendo y como a
la gente lo que le interesa es que haya hechos y no
palabras, Juan Vivas será el alcalde mientras él quiera.
Y he dicho Juan Vivas, no el PP, porque de todos es sabido
que con otro en la cabeza de lista del PP los resultados
serían bastante inferiores, dudo de que llegara a la mayoría
absoluta.
Lo del PSOE me preocupa, y me preocupa especialmente, porque
creo que Carracao tiene más “topos” metidos dentro del
propio PSOE, que los que le pudieran meter desde el PP, por
ejemplo.
La solución que en su día se dio en el PSOE de Ceuta, desde
algunos sectores del propio partido se tildó de una
auténtica purga y por ahí no pasaron y no van a pasar muchos
de los que “eran” y ya “no son”.
Que a estas alturas, las previsiones sean de lograr tan sólo
3 escaños me parece que es cuestión de pensárselo muy bien y
tratar de arreglar los desarreglos que se hicieron entonces.
De no mejorar las previsiones actuales, sería “estrellar”
para siempre en la política a un joven que quiere dedicarse
a eso, pero que no está contando con el respaldo que se
necesitaría en un trance como éste. Hay tiempo para
rectificar, pero todos.
Y en cuanto al grupo de Mohamed Alí, me da la impresión que,
día a día, va perdiendo la frescura con que apareció y todo
lo que no es progresar, en su caso, es perder terreno.
Los pactos con Aróstegui, ahí están las hemerotecas, lo
dijimos, eran pactos contra natura y de conveniencia para
Aróstegui. Con ese pacto lo único nuevo es que Aróstegui
volverá al Ayuntamiento, cosa que no lograba desde los
tiempos de Heidi, pero su llegada a la Asamblea nada le da a
UDCE, que quedará diezmado, y que en vez de cuatro va a
tener dos o tres, depende de cómo hagan las listas.
Todo lo demás, si acaso, será un entrenamiento para el
futuro, aunque el grupo UpyD podría darse a conocer más, con
lo que ese 2,3% podría subir al 5 o al 6%, pero insuficiente
para lograr un escaño.
Cierro esta columna alegrándome de que el escándalo de
finales de octubre no haya salpicado en nada a Juan Vivas y
al PP. Mejor así.
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