Supongo en que coincidimos en
extasiarnos con la belleza casi sobrecogedora que
caracteriza nuestras festividades religiosas. Para los
cristianos el sacar el arte a las calles constituye parte de
nuestra idiosincrasia. Y las Cruces de Mayo que, cada año,
cobran una mayor fuerza y presencia son claro exponente de
que somos artistas, con esa leche nos parieron y no lo
podemos evitar.
Cosa curiosa. Que tan solo se explica por las peculiares
características de esta raza celtíbera de cuyo ADN mamamos,
porque en medio del furor del integrismo laicista y de los
ataques a la religión (me refiero a la cristiana con los
islámicos no se atreven porque les da canguele y de los
chinos pasan) en medio de las persecuciones solapadas que
les lleva a desmontar la maravillosa escultura de la virgen,
obra de Juan de Ávalos, del Valle de los Caídos, en medio de
tanta oscuridad impuesta por el pensamiento único, el pueblo
soberano pasa de los draculines que nos gobiernan y sacan
las flores a las esquinas para esculpir cruces de claveles
reventones, de rosas fragantes, de risueñas gitanillas y
guirnaldas de buganvillas que parecen estrellas de fresa…
Apuesten cualquier cosa a que, Obama y su Obamesa se
chalarían por retratarse con sus dos lindas niñas junto a
una Cruz de Mayo, nada de sayones negros y posado en plan
“familia Adams” para escalofrío de aprensión del personal,
sino cromatismo gozoso de primavera.
Aunque no todas las cruces son hermosas obras de arte, sino
que las hay simbólicas, como la amarga cruz con la que
tuvieron que cargar los desdichados sindicalistas que
convocaron en Madrid la gran manifestación del 1º de mayo.
Aquello en lugar de un recorrido parecía una vía dolorosa,
con cuatro gatos tras las pancartas, vamos, que los
trabajadores pasaron. Y acudieron en basquilla los que
reciben subvenciones y los cientos de sindicalistas
liberados. Que en nada representan a la España que no
trabaja y pasa fatigas, ¿ven la luminosa estrategia? Para
que los de los sindicatos no porculeen se les pone sueldos a
todos, se les dan subvenciones a ellos y a sus fundaciones y
así, festejando el jornal fijo, hacen oídos sordos a los
estómagos hambrientos de los casi cinco millones de
desempleados. Por cierto ¿dejará el Gobierno del PP, tan
cercano, de dar jornal a los sindicatos? Eso sí, si los
sindicatos son independientes y subsisten malamente con las
cuotas de los afiliados y pasando más cuitas que los leones
del circo de Angel Cristo, que en paz descanse, entonces
tienen talante para armar huelgas generales y sacar a los
millones de “esmayáos” a las calles.
¿Qué dicen con esas muecas pretendidamente irónicas? ¿Qué el
PP tiene a Rodrigo Rato que es el mejor economista de España
y que no hay riesgo de acabar como Grecia? Razón tienen,
pero de aquí a que lleguen por fin los peperos acumularemos
casi un millón de criaturas más sin trabajo, con el riesgo
de que, el plan actual de austeridad socialista que parece
consistir en eliminar altos cargos del cargo para
recolocarles en otro cargo, las soluciones de ZP pasen por
apretar las tuercas al pueblo y adelantar la ruina total.
Eso sí, como somos tan solidarios con los griegos
presentamos con ellos el dudoso mérito de ser los dos únicos
países de la UE que se encuentran en recesión. Francamente
¿alguien duda lo acuciante que resulta un adelanto
electoral? Por mucho que los sindicatos pagados contengan a
los trabajadores para que no la líen y se vayan a la huelga.
¿Dónde la moción de censura del PP? ¿A que ustedes y yo
presentaríamos una moción de censura al Gobierno cada
setenta y dos horas? Los españoles tenemos este mes de mayo
dos cruces: la de claveles reventones y la de la estulticia
de nuestros políticos. Porque ni pactos, ni acuerdos, ni
componendas, los socialistas han demostrado ampliamente que
no saben gestionar la economía del país y la reunión de ZP
con Rajoy no busca más que “la foto del consenso” de hecho,
si los socialistas tuvieran intenciones honradas, su oferta
de acuerdo pasaría por pedir “prestados” al PP a Rato y a
sus cerebritos y en el lote el maestro Ramiro Calle que es
el enseña las asanas y el pranayama a Rato y a los suyos,
por eso están tan serenos y son tan sagaces.
¿Qué hablan ahora, por tal de no callarse y alargarse a por
tabaco? ¿Qué si “los nuestros” solventarían el desastre? Sí.
Porque son expertos. Y encima se emocionan con nuestras
Cruces de Mayo callejeras y perfumadas. ¿Qué quien me lo ha
dicho? Yo, que lo sé.
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