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OPINIÓN - SÁBADO, 8 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Antonio García Gaona se luce como anfitrión
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, maltrata la lengua de Cervantes cuando habla. Lo cual no obsta para que lleve innumerables años presidiendo un organismo que está muy por encima de cualquier ministerio. Es un hecho evidente. Y que no he querido airear hasta que presidente y directivos de la RFEF se han marchado de la ciudad. Porque a los invitados conviene no amargarles la existencia mientras permanecen en el lugar del convite.

Ángel María Villar ha venido, según dice él, a petición de Antonio García Gaona. El cual necesitaba semejante espaldarazo para poder seguir sacando pecho ante los políticos. Y lo ha hecho a lo grande: dejándose acompañar por todos los cargos que tiene la federación. A fin de que éstos sean agasajados como si fueran estrellas de un espectáculo jamás visto.

Tampoco he querido, por respeto a los visitantes, decirle a Antonio García Gaona que, tras dieciocho meses en el cargo, todavía no ha sido capaz de hacer una auditoría en la Federación de Fútbol de Ceuta. Para que podamos saber de qué modo quedaron las cuentas tras casi treinta años de poder tan oscuro como omnímodo por parte del anterior presidente.

Esas cuentas reclamadas insistentemente en Melilla a los directivos de la federación local, por parte de un periódico. El mismo que aquí mantiene el más sonoro de los silencios. Quizá para no deteriorar la imagen de un hombre amigo de ese medio y que jamás tuvo buenas relaciones con los libros de contabilidad.

Nunca antes se había vivido en Ceuta una demostración tan afectuosa de la RFEF hacia el fútbol local. Y mira que hemos tenido oportunidades que ni pintiparadas para haber hecho posible la venida de tantos cargos federativos, con su presidente a la cabeza. Pero eran otros tiempos. Y el fútbol de Ceuta carecía del encanto suficiente para ser merecedores de esa gran visita que se ha producido cuando se va a jugar un partido frente a un colista que ha encajado setenta goles y que está destinado a desaparecer porque tiene más deudas que el gobierno griego.

En esta ocasión, hasta Victoriano Sánchez Arminio, presidente del Comité Nacional de Árbitros, no ha dejado de sonreír. Siendo, como es, persona que ha ganado fama de adusta. Incluso se le ha visto disfrutar de lo lindo con su bolsa repleta de regalos caminando hacia el autocar. Lo cual me parece muy bien. Para que la gente sepa que en Ceuta se tiene un gran sentido de la hospitalidad.

Lo que me parece mal es que tan buenas maneras no se hubieran empleado cuando el equipo se jugaba el ascenso, por ejemplo, en Ferrol. Haciéndolo, además, por derecho propio. En lo tocante a los 261.000 euros que la Ciudad se compromete a pagar a la Federación Ceutí de Fútbol, me parece que pasarán a engrosar los dineros de un organismo cuyas cuentas seguirán siendo un misterio. Y, desde luego, en los tiempos de crisis que estamos pasando, me parece contraproducente hacer más ostentaciones de las debidas. Ya hablaremos de los gastos de tales fastos.

Ah, a ver si Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui son capaces de referirse a este asunto. Seguro que no se atreven.
 

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